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Todos los capítulos de ¿Príncipe o Rana?: Capítulo 11 - Capítulo 20
51 chapters
Capítulo diez
¿Quién soy?DanteSentí mi cuerpo dolorido, como si me hubiese roto cada uno de mis huesos. Mi cabeza era un mar de confusión, pensamientos que se confunden entre sí.No sé cuánto tiempo llevaba tratando de concentrarme en algo específico, tomar una imagen, una frase. Algo que me resultara familiar, no obstante, en medio de mi insistencia, la oscuridad cayó sobre mí. Me arrastró a sus profundidades, me sedujo y me rendí.—¡No es un mendigo! —la voz chillona de una mujer me hizo volver en sí, intenté abrir mis ojos y me fue imposible.El dolor taladró sin piedad mi cabeza y gemí al intentar pasar un poco de saliva por mi garganta, estaba seca y lo único que pude experimentar fue la sensación de ardor.—¿Está despierto? —la pregunta fue hecha por un hombre, podía adivinarlo por el tono de voz.—Debe estar despierto, te aseguro que este hombre es un farsante. Te sugiero que lo dejemos y nos marchemos a casa y ahorrarnos problemas —esa voz de nuevo, ¿Por qué tenía que ser tan parlanchina?
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Capítulo once
¡No voy a ponerme eso!AntonellaMi abuelo estaba loco, completamente loco. No podía creer que se atreviera a tanto, traer a ese hombre a casa era un peligro, sobre todo, para mí. ¿Qué pasaría si recuperaba la memoria que según él había perdido? ¿Qué haría si el hombre me reconociera y hablara sobre lo ocurrido en el yate? Y lo más importante, ¿me acusaría de ladrona de nuevo?—Ve con cuidado, Antonella —la voz de mi abuelo me hizo consciente de que estaba divagando estando al frente del volante, elevé la mirada al retrovisor y me di cuenta de que el hombre dormía de nuevo.¿Ese sería su estado a partir de ahora? ¡Iba a engordar a ese paso!, pero si él pensaba que estaría en mi casa de gratis, iba a enterarse. En la casa todos trabajamos y con memoria o sin ella, él tendría que trabajar como todos. Además, si lo pensaba mejor, tendría la oportunidad de vengarme por amenazarme en el yate y obligarme a saltar de él.—¡Antonella, presta atención al camino! —El grito de mi abuelo volvió a
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Capítulo doce
Eres una mujer cruelDante«Tú eliges, te lo pones o duermes desnudo. Solamente te aviso que, por ese agujero de allí, entran ranas por la noche…», pensé una vez más en el comentario de Antonella antes de salir de la habitación.No tengo recuerdos, no sé quién soy, de donde vengo. Pero tengo la certeza que en mi vida jamás me había topado con una mujer tan malvada. ¡Antonella Moretti era una verdadera bruja!Miré con desagrado el pijama que amable y burlonamente había dejado sobre la cama. ¡No había manera de entrar en una cosa tan pequeña y delicada, iba a destrozarla por completo! Sin embargo, no podía dormir con la ropa puesta, los hematomas en el cuerpo dolían como el infierno, ya el roce de la dura ropa estaba matándome. Aun así, me faltaba valor para meterme dentro de un pijama tan… malditamente infantil.—Date prisa, Dante, necesito darme un baño y cambiarme de ropa. ¡No eres el único que ha tenido un mal día! —El grito de Antonella me sacó de mis cavilaciones.No sabía lo que
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Capítulo trece
En sus manosAntonellaLa conversación con Carina me había hecho pensar en diversos escenarios con respecto a Dante. La visita de extraños era muy sospechosa, puesto que Amalfi recibía turistas, muchos turistas al año, pero la descripción que Carina había hecho de ellos, no encajaba con los visitantes. Amalfi era una isla pacífica, un lugar donde pocas veces sucedía algo interesante.—Buenos días —la voz de Dante me hizo girar en su dirección.El hombre se veía cansado y había ojeras bajo sus precisos ojos verdes. ¡Preciosos ojos verdes! ¿En qué diablos estaba pensando para pensar que era precioso? Me recriminé severamente, aunque tenía que ser ciega para no darme cuenta de que Dante era un tipo guapo.—Buenos días, Dante, ven siéntate.—Gracias, señor Moretti —respondió con amabilidad a la invitación del abuelo.—Antonella, sirve primero a Dante, tiene que recuperar fuerzas —pidió mi abuelo.Por un momento estuve tentada a jugarle una broma y lo habría hecho si su mirada no me hubies
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Capítulo catorce
¿Me darías un abrazo? Dante Dante Caminamos desde las orillas de la playa y nos dirigimos al faro. —¿Qué es lo que tenemos que hacer aquí? —pregunté al ver el lugar, parecía… peligroso. —Me comprometí a limpiarlo la semana pasada, de hecho, me dieron el pago adelantado, sin embargo, no he podido cumplir y si el ayuntamiento se molesta irán a buscarme a casa y el abuelo va a enterarse de las cosas que no debe —dijo mientras dejaba escapar un suspiro. —¿No es peligroso? —pregunté caminando al interior del faro. El sitio no era peligroso, era totalmente tenebroso. La madera estaba cayendo a pedazos debido a la humedad. ¿Quién mantenía un faro en tan malas condiciones? —Un poco, si no te fijas donde pisas —respondió —Un poco —repetí. —Deja de hablar y vamos a empezar o el abuelo se dará cuenta de que nos hemos fugado de casa. No tenía idea de cómo Carlo siendo un hombre tan responsable y cuidadoso, no se daba cuenta de las escapadas de Antonella. —¿Por qué no le dices la verdad
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Capítulo quince
¡Te tengo!AntonellaAparté mi mano del brazo de Dante y me alejé un poco de él. Decir que su petición me había sorprendido era decir poco ¡Estaba en shock! Nunca en mi vida había abrazado a nadie que no fuera el abuelo o Carina.¿Cómo podía interpretar la petición de Dante en ese momento?—Lo siento, no debí pedirte tal cosa —pronunció, había una extraña nota en su voz que me hizo sentir culpable.—¿Por qué quieres un abrazo? —le pregunté al ver que él emprendía la huida.—Olvídalo, Antonella, ha sido una petición fuera de lugar.Me mordí el labio y antes de poder pensarlo lo halé del brazo y lo abracé. Enterré mi rostro contra su pecho, él era un poco más alto que yo y su masa corporal era el doble o quizá un poquito más que el mío.Dejé de pensar en eso cuando sentí sus manos rodear mi cintura y su cabeza posarse sobre la mía. Cerré los ojos y aspiré su aroma natural, Dante no usaba ningún tipo de loción porque mi maldad era grande o quizá mi pobreza, y apenas había conseguido comp
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Capítulo dieciséis
Será nuestro secretoDanteLa reciente experiencia con la muerte no se podía comparar con lo que sentí en el momento que los labios de Antonella se posaron sobre los míos.Era la sensación más sublime que había experimentado, no tenía recuerdos, pero estaba seguro de que jamás había sentido el corazón explotar de felicidad con un beso… abrí los labios y le di a Antonella completo acceso a mi boca.No sabía, no recordaba cómo era besar, pero en ese momento dejé que mis instintos se hicieran cargo y deslicé la lengua en su dulce cavidad.Nuestras lenguas se encontraron y en un duelo inexperto, profundizamos el beso hasta vernos obligados a separarnos por la falta de oxígeno.Mientras me preguntaba si todo lo que estaba sintiendo en ese momento era amor…—Lo siento —pronunció. Sus mejillas adquirieron un tono rojizo que únicamente aumentó mi deseo por volver a perderme en su boca.—No te disculpes por algo que nos ha gustado a los dos —respondí acariciando sus mejillas con la yema de mis
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Capítulo diecisiete
¡No está muerto!Nápoles, Italia.LorenzoLa taza de café resbaló de mis manos y se apresuró al piso de manera estrepitosa. Levanté la mirada para encontrarme con el rostro pálido y compungido de Federico.—¿Qué estás diciendo? —pregunté casi en un gemido lastimero. Habían pasado semanas desde la desaparición de Dante y hasta ese día no habíamos tenido ninguna noticia positiva.Todas las brigadas que fueron enviadas a Amalfi y sus alrededores regresaron sin tener una sola pista del paradero de Dante. Ninguna hasta hoy… —Lo siento mucho, abuelo. Lamento ser el portador de tan malas noticias. No obstante, por mucho que desee cuidar de tu salud, no puedo y no soy capaz de ocultar la verdad. Los restos del auto de Dante fueron encontrados en el mar, no hay rastro del cuerpo de mi hermano.Sentí como si miles de puñaladas atravesaran mi corazón, el aire era espeso y caliente al tratar de llevar oxígeno a mis pulmones.Los recuerdos del pasado me golpearon sin piedad y me negaba a aceptar
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Capítulo dieciocho
¡Dante!LorenzoLa adquisición del hotel en el pueblo de Amalfi no era mi prioridad, jamás lo sería, pero debía admitir que Federico tenía razón. Si Dante volvía, porque iba a volver, estaría muy decepcionado si perdía la oportunidad de ampliar sus horizontes.Para un hombre tan competitivo como Dante, perder el proyecto en Amalfi supondría una derrota, algo que no iba a suceder si podía evitarlo. Tenía el dinero, el nombre, la reputación de mi nieto en mis manos y no iba a echar a la basura nuestros acuerdos.—Hazte cargo de todo, Federico, estoy confiando en ti, no me decepciones. Demuéstrame todo lo que has aprendido hasta hoy, tienes la oportunidad de hacer que me trague mis propias palabras.—Te aseguro que hoy mismo firmaremos el convenio de compraventa. El hotel de Amalfi, estará entre la lista de tus propiedades antes de que termine la semana—dijo casi con regocijo.—Estoy segura de que harás un magnífico trabajo, Federico. Dante volverá pronto a casa, te aseguro que estará mu
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Capítulo diecinueve
¿Son novios?Dante —¡Dante! ¡Dante!La voz gritando mi nombre fue una invitación para volver a la superficie, sin embargo, no podía encontrar el camino a casa.Sentí como era expulsado por el precipicio, como mi cuerpo fue abrazado por las olas frías, como fue arrastrado por su fuerza a las profundidades del océano.Su fuerza era incomparable, que no importó lo mucho que luché para alcanzar las orillas, siempre era arrastrado a su centro.Era, sin duda, la sensación más abrumadora que jamás había experimentado. Una serie de imágenes sin rostro fueron desfilando por mi cabeza, no pude relacionar ninguna con mi vida pasada ni presente, eran borrones… Mientras la sensación de caer otra vez por el precipicio me envolvió. Parecía un sueño repetitivo, como si quisiera llegar a algo, conseguir algo. Pero mi mundo se convirtió en una noche sin estrellas y caí en un profundo sueño.—¡Dante! ¡Dante!La voz que gritaba mi nombre no se parecía en nada a la voz de mis sueños. Esta voz era fina, h
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