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Todos los capítulos de Aventura con el doctor. : Capítulo 21 - Capítulo 30
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(20)Llegamos a su casa lo más rápido posible, incluso él dejo mal estacionado su auto, ya que tenía prisa. Al llegar a la entrada de su departamento, él me carga en sus brazos como si fuera una princesa, y con este vestido tan hermoso que traigo puesto, creo que lo era frente a sus ojos.Él abre su casa con astucia, mientras deja nuestras sus cosas en el sillón. Después él me lleva a su habitación, subiendo los escalones con rapidez, mientras aún me sostiene en sus brazos, mis mejillas se empiezan a tornar algo rojas, mientras miro sus músculos tensarse.Al llegar a su habitación realmente limpia y amplia, él me lleva enfrente se su cama para acostar en ella con delicadeza, mientras pasa sus labios por mi cuello, haciendo que me sintiera en el cielo, para luego poner sus manos en mis pechos sobre el vestido. Lentamente va rompiendo de este hermoso vestido, pero mi corazón bondadoso no permite que lo haga, así que lo detengo.–No destruya esto.–Le ruego entre besos.–Es de Abby.–Él no
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(21)
(21)De una manera u otra, mi corazón se rompió en dos al saber que Liza estaba en problemas. Así que me monte al auto del doctor Mark, para ir con rapidez hacia el hospital. Me sentía realmente culpable, mientras él manejaba con rapidez sobre las calles de Londres. No me podía imaginar un mundo donde Liza no este, pero sabía que acostarme con su padre no era la solución, no quiero que me mire y se decepcione de mí.Al llegar a la entrada del hospital, él le lanza las llaves de su auto a un enfermero que iba saliendo del hospital. De inmediato corrimos a la habitación de Liza, pero no encontramos a nadie ahí, así que Dante le pregunto a una joven de intendencia el paradero de su hija; ella muy amablemente nos dijo que la pequeña niña había sido llevada a terapia intensiva. Así que los dos corrimos hacia el lugar mientras intentábamos no caernos con los zapatos lisos que traemos puestos. (Normalmente se usan zapatos con una suela de plástico, que evita que la gente se caiga en los hosp
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(22)
(22)Aunque quería estar en el momento exacto en el que Liza se despertara, no pude estar ahí. Me sentí tan mal por hacer el mal tercio en ese momento. Hoy era mi único día libre en el que podía relajarme, pero lo único que quería hacer era comprar un vestido como el que me prestó Abby, para tratar de agradecerle lo buena que fue por ayudarme.Tenía que tomar el bus para ir a un centro comercial cercano, pero por suerte me encuentro a el doctor Steward, quien casi choca conmigo.–¡Jane!–Me toma entre sus brazos, mientras yo estoy sorprendida.–¿Doctor Steward?–Le contestó algo avergonzada.–Perdone, es que iba a tomar el bus.–Pero justo en ese momento el bus se va enfrente de mis narices.–¡Demonios!–Maldije para luego resoplar con enojo.–¿A dónde vas?–Me pregunta con una sonrisa realmente blanca.–Iba a comprar un vestido, tuve un percance con el vestido que la doctora Miller me prestó, así que quiero recompensarla con otro.–El doctor Steward siempre ha sido muy lindo conmigo, así que
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PARTE 2
PARTE 2–Gastaste bastante con el dinero que te di, pareciera que eres una compradora compulsiva.–Me regaña sobre mis finanzas.–Sigue pensando en lo que quiera, eso no me interesa.–Le dije tratando de no mirarlo, mientras los dos nos mantenemos en silencio durante el viaje. Minutos después, ya estábamos cerca de mi departamento.–Aquí hay que bajarnos.–Le indique a Dante, mientras el chofer para el auto, y Dante le da dinero para luego bajarnos del auto. Teníamos que caminar un poco, ya que en la zona no había donde meter el auto. Nuestro departamento era modesto, así que no me sorprende que haga algunas muecas al entrar a está.–A propósito, ¿por qué quiso acompañarme a mi casa?–Le pregunté mientras la lluvia cae tenuemente sobre la entrada de mi departamento.–No quiero acompañarte, es solo que quiero caminar.–Nunca en su vida va a aceptar algo.Yo subo los dos escalones para llegar a mi puerta, mientras saco mis llaves.–Adiós.–Le dije despidiéndome de él, mientras intento abrir l
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(23)
(23)En realidad, mi corazón y mi orgullo estaban en el mismo sitio, en medio de mí y no podía ni reconocerme en el espejo. ¿Quién era esa mujer que se había enamorado y llenado del doctor Dante Mark? De sus mentiras, de su mal carácter y de sus insultos.Ahora no se si me siento peor que una mujer que engaña, o como la basura que siempre seré para los ojos de ese hombre. Nunca seré una mujer propia de llevar su nombre o su apellido. Tal vez si fuera como la doctora Abby quizás lo sería, pero ahora que estoy duchándome y limpiando cada rastro de su ser de mi cuerpo, me doy cuenta de que nunca quise llegar aquí.Al terminar el baño también se terminó el sueño, ya no quería hacer esto, era como una droga que no se puede dejar, y cuando estoy consciente me siento mal por haberla ingerido. Pero lo hare yo o él lo hará. Junte toda mi ropa mientras él dormía y eche está la ropa sucia, para después buscar mi ropa limpia. Hoy tenía que trabajar, así que me visto lentamente, y cuando dan las c
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(24)
(24)–¡Hijos de puta!–Gritamos Harry y yo mientras caminábamos por todo Londres. En realidad, ya estábamos pasados de copas, y por supuesto que lo haríamos solo así. Al terminar de beber y gritar, Harry me dejo en mi departamento, pero antes de dejarme abrir mi puerta, él hace que lo miré fijamente, sé que los dos estamos pasados de copas, así que mucho de lo que digamos ahora no tendrá sentido mañana.–Jane.–Su aliento huele a alcohol, pero a pesar de eso, huele bastante bien.–¿Sabes una cosa?–Me pregunta con sus labios rojos tan cerca de los mío, mientras yo me siento algo atraída.–¿Qué?–Le pregunté tratando de alejarlo, para abrir la puerta de mi departamento.–Pienso que te verías mejor conmigo, que con Dante.–Yo intento no caer en este juego de encontrar a algún culpable, así que también algo ebria, le digo:–Harry, debes ir a casa, ya es tarde.–Pero él no piensa de la misma manera que yo.–¡Escúchame!–Me grita con fuerza, poniendo sus manos contra la puerta, impidiéndome el pa
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(25)
(25)El trabajo siempre será trabajo y aunque odie a ese idiota, aún es mi jefe. Así que hago lo que él me pide durante todo el día. Nuestras conversaciones no se volvieron a hacer personales, así que me comporto como una enfermera frente al doctor Mark. Al llegar el descanso me voy a la cafetería, y al llegar veo a las cocineras felices de verme.–¡Enfermera, Jane!–Me gritó una joven desde la cocina, así que yo corro hacia la cocina al ver sus felicidad.–¿Qué paso?–Pregunté con una sonrisa en mis labios, mientras las miro muy felices.–Sus galletas se vendieron tan bien, que la gente está preguntando si hay más. ¿No quiere hacer algunas más?–Yo solo asiento con mi cabeza feliz de ayudar.Así que voy detrás, para echarles una mano a las cocineras, ya que soy rápida, y mis galletas salen bien hechas y calientes. Los doctores y enfermeras del hospital compraron muchas galletas, hasta la gente que estaba en sala de espera, no pudieron resistirse al olor de las galletas recién hechas.Y
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(26)
(26)Nunca en mi vida había experimentado este tipo de cosas. Ni los mareos, ni tampoco el hormigueo pasando por todo mi cuerpo, pero se bastante sobre esa sensación, ya que soy enfermera y mucha gente lo ha sentido, y eso nunca es bueno.Aún estoy preocupada por lo que paso con la señorita de recursos humanos, así que aún que estaba muy cansada, abro mis ojos y gritó con fuerza:–¡Jefa!–De la nada me golpeo con algo duro, y me dejo caer al instante. Después noto que estoy acostada en una camilla, y la cosa dura con la que me golpee con fuerza fue una paleta de notas que una doctora tenía en sus manos.–¡Auch!–Exprese adolorida, mientras paso mis manos débiles por mi frente dura.Después escuchó una voz melodiosa tras la paleta, y cuando ella quita está de mi vista, me deja ver a una mujer de pelo rojo y bonitos ojos miel.–Tranquila, aquí no está la jefa.–Ella se mofa de mi mientras intenta hacerme sentir menos preocupada.–Lo lamento.–Me disculpo mientras intento volver a acostarme,
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(27)
(27)Tenía que salir de la ciudad lo más pronto posible, pero antes de irme tenía que conversar con la jefa de enfermeras, ya que, si ella me despide antes, hacer el viaje de nuevo a mi pueblo natal sería una pérdida de tiempo y de dinero.–¡Qué bien que estas aquí!–Me dice con energía, cuando me presenté al siguiente día.–Quería hablarte de tu despido.–Yo solo trago saliva, mientras me siento en una silla enfrente de ella.–No te despediré del hospital, porque un doctor me pidió que no lo hiciera.–Me comenta mientras arruga su nariz.–¿El doctor Steward?–Le pregunté confiada, ya que él siempre suele defenderme.–No, el doctor Mark.–Yo solo me quedo sorprendida, ¿qué es lo que está pensando ese doctor?–La verdad es que estoy dudando un poco.–Le comenté ahora mirando mi barriga, que no es nada grande y es casi plana.–¿De qué hablas?–Me pregunta pasando un caramelo por su boca.–Supongo que él quiere que me quede por algo de lastima, pero le tengo que decir que tendré que regresar a mi
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(28)
(28)Las semanas pasaron rápidamente, y aún seguía pensando sobre el aborto, aún cuando trate de impedirlo. Mi madre me llamaba cada noche, diciéndome que era buena idea abortar.Ver al doctor Mark tampoco me ayudo, todos los días verlo y saber que ahora estoy cargando a su hijo, y que él no puede saber que existe, es duro.Ahogo mis penas cocinando en la cafetería y lloro siempre que hago mis famosas galletas que son un éxito en la cafetería. Al terminar, sé que tendré que regresar a la realidad. Mi trabajo no es fácil, puesto que tengo que tomar turnos largos, esta vez me tocaba estar en la noche con el doctor Mark. Sin duda estar con él me ponía nerviosa. Él no se me insinuó otra vez, quizás herí su orgullo, pero él tiene tan aplastado el mío, que ya no me interesa ni un poco lo que siente. Al estar dando mis rondas por los cuartos, me encuentro con el doctor Steward, quien también está dando también rondas.–¡Jane!–Me llama cuando yo intento evitarlo, así que sigo mi camino sin mi
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