David despertó poco a poco, su visión se acostumbró a la luz, observó alrededor, iba en la parte trasera de un coche, miró al hombre que conducía, era muy grande y fornido, a su lado sentado junto a él, un hombre mayor y lo conocía por fotos. El señor Raúl giró para ver al chico que se movía en el asiento. “Despertaste”. David lo observó en silencio. El señor Raúl sonrió, el parecido con Erick era increíble pero sus ojos eran muy azules, como la madre… No importaba ahora quién era ni de dónde venía, David era su nieto y heredero de los Estrada. David le dijo al hombre. “Quiero regresar a mi casa”. El señor Raúl observó al chico por unos momentos, estaba incrédulo por la conducta del niño, no tenía miedo y su aura era muy fuerte. “Vendrás conmigo a partir de hoy”. David frunció el ceño. “No lo hare, debe regresarme a mi casa, esto es un delito penado seriamente, cuando se den cuenta las autoridades me buscaran y a usted también, tiene suficientes cargos en su contra como para cons
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