Ya estamos en la recta final de esta historia, les pido paciencia ya que tengo trabajo saturado en casa, mil besos!!! Y Buena lectura!!
Erick negó. “Todo ese poder y prestigio del que hablas nunca te perteneció, sé que eras solo un empleado en la empresa y embaucaste a mi madre para que te dejara todo antes de hacerla desaparecer” Erick siguió. “La encontraré pronto y le devolveré todo lo que es de ella, tu pagaras en la cárcel”. El hombre mayor se exaltó. “¡Todo es mío! ¡Yo trabaje por ello! ¡No puedes quitármelo!”. Varios hombres entraron a la oficina, eran agentes especiales que llevaban el caso de lavado de dinero. El señor Raúl los observó y se oprimió el pecho. Tenía dificultades para hablar. “No... me quitarás …nada…” Cayó en el suelo inconsciente. Tamara se acercó asustada y lo movió. “Raúl, Raúl”. Miro a Erick. “¡Mira lo que le hiciste a tu padre!”. Erick solo la miraba fríamente, giró para ver a los hombres. “Llévenlo al hospital para un chequeo, vigílenlo hasta que se lo lleven preso”. Los hombres asintieron y se lo llevaron. Tamara miraba a Erick con miedo. “Erick…nuestro hijo…” Erick negó callando
Erick le dijo lo que pasó. Marina lo escuchaba atenta. Erick se levantó quedando encima de ella. “Podremos casarnos cuando termine el trámite, Tendrás una gran boda”. Él le explicaba emocionado. “Será en un gran salón, con muchos arreglos y comida de primera, un gran grupo musical y…” Ella sonreía, pero tomó su rostro. “No quiero una boda lujosa, puede ser algo sencillo en la playa con nuestros amigos”. Erick la miró detenidamente. “¿Segura?”. Marina sonreía asintiendo. “No necesito lujos, solo te necesito a ti y a David a mi lado”. Erick beso sus labios rápidamente. “Entonces se hará como tú dices”. Se levantó cargándola en sus brazos. Marina se abrazó a su cuello. “¿A dónde vamos?”. Erick le dijo. “A darnos una ducha y después salir a un buen restaurante a celebrar”. Comieron juntos muy amenamente, hablando de todo un poco, ambos estaban felices de estar juntos de nuevo, regresaron al departamento para recoger sus maletas para buscar a la madre de Erick. Llegaron al aeropu
Los ojos de la mujer se iluminaron sabiendo que tenía un nieto. “Es bueno saber que no te casaste con esa niña... Tamara”. Erick y Marina se miraron entre sí. Erick le dijo a su madre. “Si me case con Tamara por ordenes de mi padre, pero estoy con los trámites de divorcio pronto me casaré con Marina”. La mujer los miró a ambos y suspiró. Al final Raul hizo lo que quiso todo el tiempo. Erick le contó todo, desde lo que pasó con Miranda, como él se fue, su accidente y todas las cosas que hizo su padre. La mujer lloraba en ratos por todo lo que se enteraba, Flora la abrazaba escuchando la historia, también estaba temerosa de todo lo malo que hizo el hombre. Más tarde, Erick se despidió y quedaron de verse al día siguiente, Erick caminaba junto a Marina en silencio. Marina se detuvo quedando frente a él. “¿Cómo estás?”. Erick se acercó y la abrazó. “Mejor ahora que sé dónde está mi mamá, no la culpó, es como dice ella yo solo era un adolescente y Miranda era muy pequeña, además cu
David despertó poco a poco, su visión se acostumbró a la luz, observó alrededor, iba en la parte trasera de un coche, miró al hombre que conducía, era muy grande y fornido, a su lado sentado junto a él, un hombre mayor y lo conocía por fotos. El señor Raúl giró para ver al chico que se movía en el asiento. “Despertaste”. David lo observó en silencio. El señor Raúl sonrió, el parecido con Erick era increíble pero sus ojos eran muy azules, como la madre… No importaba ahora quién era ni de dónde venía, David era su nieto y heredero de los Estrada. David le dijo al hombre. “Quiero regresar a mi casa”. El señor Raúl observó al chico por unos momentos, estaba incrédulo por la conducta del niño, no tenía miedo y su aura era muy fuerte. “Vendrás conmigo a partir de hoy”. David frunció el ceño. “No lo hare, debe regresarme a mi casa, esto es un delito penado seriamente, cuando se den cuenta las autoridades me buscaran y a usted también, tiene suficientes cargos en su contra como para cons
Alonso rio tratando de zafar a Dinora del pobre chico, parece que lo asfixiaba. Carlos se acercó con cautela. “¿Están bien?”. Marina asintió. “Si, gracias a Dios”. Todos entraron y Marina les contó lo que pasó. Sonó el teléfono de Dante y se levantó disculpándose para contestar la llamada, Miranda lo miró de reojo y siguió escuchando a Marina. Marina y Carlos salieron de la casa, caminaron hasta la acera y Marina le dijo. “Lo siento mucho Carlos, por todo. “Sabes… Ayer me avisaron de un tratamiento especial para mi padre, eso significa que tengo que viajar a Suiza, ahora creo que es solo el destino… no nos tocaba estar juntos”. Ella miró a Carlos. “¿Puede recuperarse?”. Carlos asintió. “Hay una gran taza de probabilidad a pesar de que su cáncer está avanzado, no voy a perder esta oportunidad de que el mejore, aunque sea algunos meses”. Marina sonrió. “Eso es bueno ¿Cuándo se irán?”. Carlos la miró. “Solo esperaba a que lo de David se resolviera, nos iremos mañana mismo”. Mar
El hombre resopló y habló de forma lastimera. “Excelente oportunidad para deshacerte de este viejo”. Erick frunció los labios. “Esta actitud tuya no sirve de nada, se que estas actuando así que será mejor que dejes de hacerlo, estarás en la cárcel por mucho tiempo”. Ya no creía en las palabras de su papá. Al salir de la habitación, el señor Raúl empezó a gritar y maldecirlos a todos en especial a Miranda y a Erick. Erick siguió caminando por el pasillo en silencio, escuchando a su padre, detrás de él, sus hombres lo seguían. Erick regresó a la casa de Marina, David estaba sentado en la sala esperándolo. El tocó la puerta y Dinora abrió dejándolo entrar. David miraba a su padre en silencio. Erick fue y se sentó a un lado mirándolo preguntó. “¿Todo bien?”. David inclinó su cabeza un poco a un lado. “¿Te casarás con mi mama?”. Erick sonrió. Él le preguntaba sobre el secuestro, pero al parecer David estaba más interesado en si sus padres volverían a estar juntos. “Si, en alguno
Ella le agradeció y volteó a ver al público presente algo nerviosa. “Buenas tardes... Bienvenidos a todos y agradezco de antemano que estén aquí. Esta asociación empezó con el fin de ayudar a mujeres que sufrían violencia familiar, pero después de todos estos meses la fundación ha tenido otros casos que no pudimos negarnos a ayudar, niños en situación de calle, que aquí se les da un hogar y se busca ser integrados a una familia adoptiva, también ancianos abandonados o con enfermedades muy caras, los ayudamos con sus medicamentos y a situarlos en algún asilo, todo esto lo hemos hecho gracias al apoyo de muchos de ustedes a los que les agradezco estar aquí, pero también hay muchas caras nuevas y eso me alegra mucho…” Miranda observó a la gente que la miraba con una gran sonrisa. “Ahora empecemos deleitándonos con esto pequeños niños que nos tienen preparado una canción”. Las cortinas detrás se abrieron y ella bajó, para observar a los niños cantar, hasta los abuelitos dieron una prese
La gente empezó a despedirse, Miranda estaba terminando unos detalles con algunos invitados y con los encargados del salón. David jugaba con su iPad mientras Erick sostenía los pies de Marina en sus piernas sobando su chamorro, tenía más de cuatro meses de embarazo, pero los gemelos en su vientre ya eran muy grandes y pateaban con fuerza. Marina esperaba que Miranda no tardará mucho. Dinora seguía enfiestada bailando en el centro de la pista con Alonso se miraban mutuamente, había música de fondo todavía y ellos cantaban las canciones lentas y bailando muy despacio. Miranda se acercó. “Erick, lleva a Marina a casa, todavía no terminó aquí, tomaré un taxi cuando me vaya”. Erick no quería. “Te esperaremos”. Miranda negó. “Marina y David ya están muy cansados, solo váyanse”. Marina la miró preguntando. “¿Estás segura?”. Alonso giró un poco su cabeza y les dijo. “Nos quedaremos y la llevaremos a casa”. Dinora asintió feliz y embriagada. “Estaba un poco pasada de copas”. Erick ac