Todos los capítulos de EN LA BÚSQUEDA DE LA ROSA DORADA: Capítulo 31 - Capítulo 34
34 chapters
-CAPÍTULO 30-
A la mañana siguiente, se despertó temprano como siempre, al salir el sol. Se restregó los ojos y se estiró dulcemente en la cama. Pero no se levantó enseguida, se quedó remoloneando un momento más, observando los rayos tímidos de sol que entraban ya por la ventana que tenía a su izquierda. Una corriente de aire con olor a primavera ingresó por la ventana, haciendo ondear las cortinas blancas de gasa. El invierno ya estaba en el olvido. Ahora estaba llegando el reino de las flores. Era su estación preferida. Adoraba las flores. Sonrió. Era una mañana simplemente hermosa. Se levantó y se puso las pantuflas, fue al baño y se lavó la cara. Se cepillo los dientes e intento arreglar un poco su larga cabellera ensortijada. Imposible, se notaban las secuelas de haber dormido con el pelo mojado. Lo tenía sumamente hinchado. Desistió de la idea, le gustaba mejor así. Largo, rebelde e imposible de peinar. Y así como estaba, en medias y pantuflas y con pantalones cortos y camiseta, bajo a desay
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-CAPÍTULO 31-
Entró corriendo a su habitación y cerró la puerta despacio. Estaba segura que su hermana no la había visto. Cuando aseguro la puerta se recostó por esta y dio rienda suelta a su tristeza. Había dicho que no dejaría que le afecte. Entonces ¿Por qué le afectaba tanto? ¿Por qué le causaba ese daño? ¿Qué le había hecho? Se quedó allí, sentada en el piso de su habitación llorando por un momento. Hasta que decidió dejar de hacerlo. Había visto a la madre de Pablo mirando por la ventana y no pudo más que actuar rápido. Necesitaba salir de ahí porque tenía miedo de poner la vida de Juliana en riesgo y la de él también. Se dirigió al tocador y se lavó la cara. Se dirigió al armario y cogió lo primero que encontró. Unos jeans, una de sus remeras favoritas y eligió unas zapatillas deportivas especialmente cómodas. Tomó una de sus carteras cruzadas y la cargo de lo esencial; unas hebillas por si le molestaba el pelo, una pequeña libreta y una lapicera, siempre estaba preparada, porque la inspirac
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-CAPÍTULO 32-
Eran cerca de las siete de la tarde cuando regresó a su casa luego de uno de esos días en los que salía a recorrer la ciudad sola. Era como una rutina que adquirió y que no la rompía desde hace casi dos meses, desde que salió sola por primera vez. Estaba agotadisima y demasiado feliz que todos sus problemas pasaron a un segundo plano, al menos por el momento. Había recorrido casi toda la ciudad a pie. Quería disfrutar de esa ciudad. Y así lo hizo.Y hoy fue la última vez. Pero ahora la felicidad la embargaba de sobremanera, en unos días estaría fuera de ese lugar, disfrutando de la vida junto a su padre. Olvidándose de todas las amarguras que conoció dentro de esa casa.Se dirigió a la puerta de la cocina, no quería entrar por la puerta principal. Se escabulliría sin que nadie la viera, como el fantasma en el que se estaba convirtiendo. Sabía que probablemente Janna estaría en la cocina. Pero era preferible encontrarse con ella que con otras personas que habitaban la casa o que la visi
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-CAPÍTULO 33-
Verla así. En toalla y con gotitas rodando por su piel pálida lo enloqueció. No esperaba que saliera así, esperaba que por lo menos estuviera más cubierta, una bata tal vez. No supo qué hacer. No tenía el cuerpo de una mujer, aun, pero la toalla dejaba ver aspectos de su cuerpo que se estaban formando. Todavía era una niña, igual que él. Sin embargo, el amor que sentía superaba su edad. Había planeado lo que le iba a decir, pero al tenerla enfrente, todas las palabras se esfumaron y en lo único que podía pensar era en saltar la cama que los separaba y besarla como nunca antes. Pero sus piernas no reaccionaron. Y ella estaba allí, tan cerca, pero a la vez tan lejos. Pudo notar la tristeza que la rodeaba, y estar con la cara lavada dejaba ver unas ligeras manchas oscuras por debajo de sus ojos. Esos ojos tan hermosos color esmeralda. Una punzada de culpa clavó su corazón, seguro no podía dormir bien por causa suya. Sin querer había lastimado a la niña que amaba. Esa niña que le había ens
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