Mirando la foto comprobé que efectivamente era yo. Ese mismo día. Con la misma ropa y la misma pena que llevé hasta donde no obtuve más respuesta que la de aquella mujer que reemplazó mi dolor por furia. Despecho y desilusión. Tal vez de no haber sido por aquel episodio, yo me habría despertado en el hotel, al lado de mi marido y hoy él estaría aquí, conmigo, en la boda de su hermano.Pero a pesar de habernos amado como lo hicimos, ambos habíamos multiplicado por cero las supuestas infidelidades presuntamente cometidas por los dos, para entregarnos a la pasión de la que no conseguíamos escapar. Aquella noche, en aquel hotel, nada importaba. Solo nosotros demostrándonos de manera física, lo mucho que nos amábamos.Si hubiera sabido eso en aquel momento, todo hubiera quedado aclarado y tal vez, solo tal vez... mis amaneceres fueran distintos.—¿Qué locura se
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