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Una morena popular.
—¡Morena! —grita alguien, estamos todos los chicos en la mesa de la cafetería comiendo, me giro hacia la voz, para ver a Jared caminando junto con Caleb, el primero sonríe y mueve la mano efusivamente. Ambos vienen con sus bandejas en la mano.—¿Qué tal, Jared? —lo saludo cuando se sienta a mi lado en la mesa.—Hola morenita, quise venir a sentarme contigo, ¿No les molesta verdad? —pregunta a los demás en la mesa, todos niegan y él sonríe grande—. Perfecto.Caleb en cambio les hace un asentimiento de cabeza a todos.—¿Todavía no puedes olvidarme? —le pregunto sonriendo, él niega.—De hecho, anoche soñé contigo —dice, yo rio.—¿Debería empezar a preocuparme? —le pregunto divertida, él deja salir una carcajada.—Claro que no morena, no haría nada que no quisieras —dice moviendo las cejas de arriba a abajo, yo ruedo los ojos divertida.—Deja de arrastrarte, Jared —dice Caleb, yo lo miro, él esta serio mirando a su hermano, yo levanto una ceja.—Si Jared, más cuidado con tus palabras —dic
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Chica cliché.
—Supongo que estás de broma —le digo a Benjamín, él se pasa la mano por la cabeza.—Hermana, por favor —me dice, yo ruedo los ojos.—Por dios Benjamín, ¿Nos vas a dejar aquí votadas? —pregunta Alice, yo bufo.—Claro que sí —digo, y luego le apunto con el dedo—. Lárgate de aquí antes que te mate —digo, él sonríe y da la vuelta al Jeep, para irse con una chica. ¿Por qué será que los hombres no pueden dejar de pensar con el pene?—Me envías un mensaje cuando llegues a casa —dice, yo ruedo los ojos.—Seguramente vas a estar muy pendiente —digo rodando los ojos, él me tira un beso y yo lo esquivo—. No quiero tus besos.—Te quiero hermanita.—No puedo creer que vaya a tener que caminar —digo molesta, no es que me molestara caminar, pero sí me molestaba tener que hacerlo porque benjamín quería follar. Más le valía al imbécil limpiar el Jeep.—Alice, ¿Podemos hablar? —me doy vuelta cuando escucho una voz masculina hablar, el chico al que Alice había llamado Noah, la miraba con una expresión a
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Nunca subestimes a una mujer.
—¿Cómo te fue? —pregunta mi madre cuando entro en la casa, un ladrido me sobresalta hasta que veo al cachorro caminar hacia mí moviendo la cola, lo tomo en mis brazos sonriendo—. ¿Dónde esta tu hermano? —me pregunta mirando hacia atrás yo me encojo de hombros.—No lo sé, me dejo tirada en el instituto —digo, ella frunce el ceño—. Se fue con una chica —digo, ella rueda los ojos.—Ya verá cuándo llegue —dice, yo río y miro al cachorro en mis brazos, mientras lo acaricio.—¿Cómo te fue en el veterinario? —pregunto, ella asiente y se acerca sonriendo.—Este pequeñito esta sano, solo le falta alimento y mucho amor —dice ella mientras se agacha—. ¿Cierto, nene? —ella le habla como si fuera un bebé, lo que bueno, en perspectiva es.—¿Cómo vamos a llamarlo?, no debemos esperar a Benjamín, que este sea su castigo —digo, ella asiente.—Si, concuerdo contigo, Trini —ella coloca su mano en su barbilla—. Haber, que tal Campeón —dice ella, yo niego.—Por dios mamá, con ese nombre no asustará a nadi
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Golpes mortales.
—¿Lo noqueó? —pregunta Caleb a John, este último parece reaccionar y sube el ring, se agacha con Bryce para tocarle el pulso.—Ya lo revisé, vive —digo, él me mira moviendo la cabeza.—No eras ninguna principiante —me dice, yo niego sonriendo.—Ustedes me subestimaron —digo, él asiente.—Lo hicimos.—Pero te aseguro que no lo volveremos a hacer —dice Trevor, yo sonrío triunfante.—Pero quién de verdad no lo volverá a hacer, esta en el suelo, ahora entiendo lo que dijo tu padre —dice Caleb, yo asiento.—Allá en Chile, practicaba, me ayuda a quitarme el estrés, a veces soy muy hiperactiva —le digo, él asiente—. Bueno, ¿Quién sigue? —pregunto, pero ambos chicos niegan y levantan las manos, yo ruedo los ojos.—Débiles —digo mientras me bajo del ring.No me había dado cuenta de que varios chicos que estaban antes entrenando, estaban mirándome.—¿Qué miran? ¿Acaso nunca han visto a una chica noqueando a otro? —pregunto levantando una ceja. Varios de ellos se dan vuelta y siguen en lo suyo,
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Perrísimas.
—¡Mamá, tenemos ratas en la casa! —le grito cuando entro y veo a Benjamín en el sofá, él me fulmina con la mirada, mi mamá en cambio llega corriendo hacia nosotros.—¿Ratas? —pregunta mirando a todos lados, yo le señalo a Benjamín, ella suspira.—Sí, una bien grande —digo.—¿Todavía sigues enojada?—No lo sé, acabo de noquear a un tipo, me imagine tu cara —le digo sonriendo, Benjamín rueda los ojos.—¡Por dios, Trinidad! —me reprende mi madre, yo muevo la mano quitándole importancia.—Boxeando mamá, él esta bien, le di una buena lección —digo sonriendo con arrogancia.—Por dios, ¿qué dijo el pobre chico? —pregunta Papá apareciendo por las escaleras, yo me acerco a él y lo beso en la mejilla.—Me subestimo por ser una chica —digo, él asiente y me da un beso en la cabeza.—Muy bien mi niña.—Bueno, la comida esta lista, vamos a sentarnos —dice mi madre, yo asiento.—Me doy una ducha rápida y bajo —digo y subo las escaleras de dos en dos, mi cuerpo esta sudado y no quiero comer así.O bu
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La chica fuerte no siempre es tan fuerte
—¿Por qué me preguntas eso?—Bueno, porque estás un poco pálida —dice ella, miro a Caleb y él también me esta mirando.—Y tú, ¿qué me miras? —le pregunto, él enarca una ceja sorprendido y luego retrocede levantando las manos.—Parece que alguien esta de mal humor —dice, yo frunzo el ceño.—Claro que no.—Pareciera que sí —dice Alice, la miro y ella sonríe.—Siento como si me hubieses apuñalado por la espalda —digo, ella rueda los ojos.—Exagerada.Pero yo no solo estaba pensando en ello, en Caleb, sino que también estaba sintiendo aquellas sensaciones que me recorrían el cuerpo y me hacían sentir tan mal.—Necesito ir al baño antes de entrar —digo, ella asiente.—Te acompaño —ofrece.Niego con un movimiento de cabeza.—No, tranquila, ve a ocupar nuestro puesto —digo, ella asiente no muy convencida.Alice me mira sin entender mis acciones, lo que tenía bastante sentido teniendo en cuenta que no sabía nada.Sin esperar respuesta camino rápidamente hacia el baño y me meto a un cubículo.
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El cliché de ser amigos.
Me lanzo sobre ella sin que Caleb me pueda detener, ambas caímos al piso, solo escucho el sonido de nuestros cuerpos tocando el suelo y de su chillido.—¡Vas a ver perra! —le grito mientras comienzo a darle cachetadas en la cara, Alisha chilla intentando agarrar mi pelo pero al no poder verme bien, no lo logra.Unos brazos me sacan de encima de ella, pero aprovecho la oportunidad y le dejo caer una patada que da justo en su nariz, ella grita y un pequeño hilo de sangre le comienza a correr por la barbilla.—¡Me quebró la nariz! —llora mientras sus amigas se acercan a ella.—¡La próxima vez será peor, estúpida! —le grito, pero voy en el aire, sé que Caleb me tiene tomada, porque sus brazos son fuertes, a lo lejos veo a Alice con las chicas que me miran sorprendidas, yo me largo a reír y les hago una señal de Adiós, con la mano.No puedo parar de reírme, al ver que todos me miran, algunos con aprobación y otros con desaprobación, pero eso le va a enseñar a Alisha a nunca volver a meters
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Un quequito y un auto lujoso.
—Señorita Alveal, usted sabe que esto es inaceptable en un establecimiento como el nuestro —comienza el director, yo asiento.—Lo sé, y también sé que el bullying es igual de inaceptable —digo.—La señorita Smith, ¿le estaba haciendo Bullying? —me pregunta yo asiento y miro a Alisha.—Si, ella me ha molestado desde que llegué, diciéndome negra, latina…—digo, ella me da una mirada con los ojos entrecerrados—. La verdad, no sabía que este instituto era tan racista, ya que estamos en el siglo veintiuno, no creo que una demanda por racismo le dé mucho prestigio a este instituto.—Bueno señorita Alveal, no es necesario llegar a algo así —dice él arreglándose la corbata, que por cierto está en perfecto estado.—¿Demandando? Que bajo —dice Alisha, yo la miro y enarco una ceja.—Más bajo es molestar a otras chicas para poder sentirte superior o intentar arreglar la poca autoestima que tienes —digo y luego miro al director—. Supe que una alumna se suicido por su culpa, ¿salió eso en las notici
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Un coche lujoso y un Caleb defensor.
—¡Nos vas a matar! —grita Caleb cuando acelero el auto, ruge como diablo, y el ronroneo es tan exquisito que cuando bajo la velocidad lo siento como un delito.—¡Relájate! —le grito, Caleb esta agarrado de la manilla y me mira horrorizado, suelto una carcajada al ver su expresión y coloco una mano en su pierna—. Tranquila nena, nada va a pasar.—¡Las manos en el volante!.Yo río y muevo la cabeza.—No soy primeriza, Caleb, sé manejar —le digo, él asiente y se suelta de la manilla suspirando.—Bueno, es que este auto es muy rápido, es diferente a un auto normal —dice, yo asiento mientras acaricio con mis manos el volante.—Lo sé, bueno, llegamos —digo mientras estaciono el auto frente al gimnasio, veo que Caleb se pone nervioso, ya que el espacio que hay, diría yo que es justo para el auto.—Mejor lo estaciono yo —me dice, yo niego.—Caleb, ¡otra vez subestimándome! —digo moviendo la cabeza, pero no le hago caso y le demuestro de lo que soy capaz. Avanzo un poco y me estaciono de cola,
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Abre esos chocolates chico malo.
Después de aquello, ninguno de los dos habló en el camino a mi casa, el silencio no era incómodo, pero después de lo que había dicho Caleb, y de cómo había reaccionado con Dylan, yo no sabía que pensar.Lo admitía, me gustaba Caleb, pero él no parecía ser el chico de una sola mujer, y yo no iba a arrastrarme, menos si no sabía cuáles eran sus sentimientos por mí, probablemente sólo era deseo, y estaba bien.—Llegamos —me dice cuándo estaciona frente a mi casa, no lo miro, es que no puedo, y lo peor de todo es que no sé porqué.—Gracias, por todo, nos vemos mañana —digo, y sin esperar respuesta salgo rápidamente de su auto en dirección a la puerta de mi casa. Caleb no se va hasta que cierro la puerta de entrada, y eso provoca una punzada en mi pecho. Apenas nos conocíamos pero por alguna razón, congeniábamos muy bien.Y eso, era tenebroso.—¡Llegué! —grito.—¡Qué bueno, hija! —gritan mis padres, yo sonrío.—¿Con quién te viniste? —grita Benjamín, pero rápidamente aparece desde la cocin
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