Vicente Cooper.Desde la esquina de la habitación, cerca de la ventana, observo a Angélica muy cerca de mi familia, que de alguna manera me conmueve. Está consiguiendo llegar a un lugar que tengo encerrado, mi corazón.Oigo las risas de todo el mundo, ella lo hace, lleva la risa y la alegría a todos los que la rodean, veo en el hospital cómo cautivó a nuestros colegas muy rápidamente, cómo se empeñan en estar siempre cerca de ella y debo confesar que yo también lo hago.- Es una chica muy especial -habla mi padre deteniéndose a mi lado y mirando a las mujeres sentadas en el sofá.- Sí, lo es -confirmo tratando de sonar indiferente.- Cuando llegasteis creí que erais pareja -le miro sin entender- Nunca trajisteis a una mujer a la casa después de la que no necesita ser nombrada -habla con una mueca- Miras a esta chica con cariño, con admiración, con pasión.- La edad le llega a todo el mundo -comento, negando con la cabeza-, creo que te estás haciendo viejo.- No la dejes escapar - pide
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