—Ya tengo una secretaria —explicó mientras se giraba para hablar frente a la mujer que se había levantado del escritorio y salido de su oficina en cuanto nos vio llegar —ella se encarga de muchas cosas, del papeleo, traducción de documentos, organización de documentos, consolidación de citas y sabrá dios que otra cosa —él parecía agotado mientras explicaba cada cosa —pero tú serás mi asistente.La mujer junto a nosotros lo miró confundida, pero disfrazó la expresión antes de que pudiera siquiera parpadear.—Vendrás a reuniones conmigo, mantendrás mi agenda en orden, citas y ya sabes, todo lo demás que te mantenga atada a mi lado.Y tras sus palabras se dio la vuelta y se encaminó hacia su oficina en donde se encerró.La mujer junto a mí me miró de arriba abajo y frunció el ceño considerablemente, probablemente identificando mi hermoso vestido que claramente era de diseñador.Pero no tenía ganas de presumir.—Repetiré tus tareas una sola vez, pues no es mi trabajo entrenar novatas —sus
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