Bianca.Estaba en el medio del mar Barents, con dos enemigos cargados con una pistola que hacía sido apretada para matar al padre de mi hijo. El bebé no paraba de llorar, y yo no podía pensar en otra cosa, ¿cómo sabían en donde estábamos? ¿Por qué pudieron entrar?Apreté con los dedos muy fuertes el arma que retenía en mis manos. Mi pecho se sentía dolorido, pero no podía dejarme vencer ahora.Giovanni iba a aguantar.Estamos hablando de mi hombre, podría aguantarlo todo y sobrevivir para contarlo. Él no podría haber muerto. Es imposible que me dejará sola con su hijo.—¿Qué haremos contigo, pequeña arpia? —preguntó con un tono malvado Maxim.No se lo que vayas a hacer tú, pero voy a dispararte entre las cejas, hijo de puta.Las olas feroces movieron el barco, tuve que dar un paso atrás para no caerme. El tiempo en aquel mar se estaba embraveciendo, eso me asustó, Giovanni estaba ahí abajo herido. En esa agua helada perforando su cuerpo, adormeciendo sus músculos. El aliento se me cor
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