Todas las miradas estaban puestas sobre ella, sentada a la cabeza de la gran mesa de reuniones de la constructora Malvorich, su expresión sería hacía que los ejecutivos se sintieran incómodos, estaba sentada, con un bolígrafo en la mano; jugando con el, presionando una y otra vez el pequeño botón del lapicero. Estaba de mal humor, eso era innegable, llevaban más de 16 minutos esperando a la persona faltante en esa reunión, el otro accionista: Armando Malvorich, quien parecía haber tomado aquella reunión convocada por la heredera como un completo chiste. Finalmente cuando el reloj marco las 8:25 de la mañana el hombre apareció, acompañado de su hija Grecia y su nieta Elitzyr, quienes dedicaron una mirada de total desprecio a la señorita que encabezaba aquella reunión. — Llegan tarde — fue lo primero que ella pronunció al momento en que cruzaron la puerta, mirando su reloj de muñeca con expresión malhumorada. — Ya estamos aquí, puedes comenzar con tu circo — fue la respuesta del mayo
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