Las gotas de agua tibia golpeando el suelo, un llanto amortiguado... eran los sonidos que invadían el frío baño mientras que ella se abrazaba a si misma, mientras no lograba encontrar fuerza para ponerse de pie y continuar con su vida.Su corazón dió un vuelco doloroso al escuchar la puerta del baño abrirse sin delicadeza alguna; levantó la mirada hacia la puerta de cristal cromado que mantenía su ser oculto del recién llegado, quiso levantarse, ponerse de pie y enfrentar a quien se atrevía a perturbar su amarga soledad... pero su propio cuerpo parecía estarla traicionando, negándose a obedecer sus deseos.— ¿Mónic? — escucho una profunda voz masculina que conocía muy bien, respiro profundo al darse cuenta que no estaba en peligro, que la persona que había ingresado no le haría daño.— Estoy bien, Dominick... solo me senté y ahora no puedo levantarme — mintió a medias, no íba decirle que se había derrumbando al sentir su alma romperse a pedazos — ¿Podrías dejarme una toalla sobre la p
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