Capítulo 49. Esa es la verdad.
—¿Por qué vienes justamente aquí, Mads? —pregunta y me sorprende que suene cansado, resignado. Han pasado varios minutos desde que supe que estaba justo a mi lado y yo aún no respondo nada, ni lo miro. Sigo observando el vaivén constante de las olas y el reflejo de la luna sobre ellas.Aiden se sienta a mi lado, copia la posición en la que estoy sentada e, igual que yo, mira al horizonte. Pasamos el rato así, siendo la compañía del otro. No sé qué pensar de su presencia aquí, por lo que necesito salir de dudas.—Si sabías que estaba aquí, ¿por qué viniste, Aiden? No fue suficiente con todas las palabras que me dijiste, al parecer —reclamo, en voz baja, pero no puedo evitar mi sarcasmo.Aiden suspira y demora su respuesta. Esta vez soy yo la que se gira para mirarlo. No pretendo presionarlo, solo necesito observarlo un poco m&aac
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