Las horas pasaron, me entretuve leyendo un libro fantástico que compré hace años y nunca tuve la oportunidad de leer. Lo bueno es que en la cabaña hay un pequeño baño, no tiene ducha pero sirve. Supongo que eso es para cuando vas a la playa y no quieres caminar hacia la cabaña principal que por cierto, está a unos cuantos metros de aquí. Eso es bueno, tengo privacidad, y ellos también la tienen. Lo único que necesito es ducharme allí, pero luego es como si estuviera por mí cuenta. Siento que mis ojos pesan, el sueño acumulado por el viaje termina venciendo. Siento mi cuerpo frío, estoy en aquella habitación oscura, puedo reconocerla como la mía. Me siento vacía, me abrazo a mi misma mientras me acuesto de lado, las lágrimas no dejan de brotar por mi rostro
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