94. Puede besar a la novia...
Supe que, a partir de ese instante, el futuro dependía únicamente de mí. Recobré la compostura, incluso el aliento... Y luego, me enfrenté a la devastación más absoluta. Era la hora de dar un paso más a ese final que me prometía la libertad, aunque ahora mismo, la situación se pintara diferente en su totalidad. Alcé el mentón, tragué saliva y di un paso al frente que coincidió con el ligero de rumor de canon en Re mayor del icónico alemán Johann Pachebel. Una bocana da aire, un nuevo paso, y así, hasta llegar a la boca del lobo. Al depredador. Al que destruye todo a su paso con su mera existencia. Al ruin, al macabro… A su arrogante y m*****a sonrisa de victoria esperándome al final del altar, para consumirme, para hacerse la protagonista de sus mas ambiciosos deseos. Convertida en presa, convertida en nada. Seguí avanzando, luchando contra esa sensación tan desagradable que me recorría la piel entera. Misma que corroia y arañaba. A medida que los segundos pasaban, el corazón me la
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