El tamborileo del celular vibrando sobre la mesa me despierta. Estoy comenzando a odiar ese maldito aparato infernal, hace mucho tiempo que no duermo de forma tan placentera. No es que haya soñado con un puto paraíso donde todo es felicidad o algo parecido; no, simplemente pude cerrar mis malditos ojos sin ser enviada al infierno del fuego y los gritos, o hundirme en un mar de sangre donde la bestia se sacia a voluntad.Intento estirarme para desentumecer los músculos, pero un peso sobre mi pecho me impide moverme. Observo detenidamente el brazo que me aprisiona y mi adormilada mente me trae los recuerdos, haciendo que me sienta completamente avergonzada.“¿Por qué mierda permití que me hiciera eso?”Me giro muy despacio y mi rostro queda justo frente al de Seth, su aspecto no cambia mucho cuando duerme, siempre se ve tan sereno y relajado. Extiendo mis dedos para acariciar sus labios, su sabor me resulta tan dulce que deseo sentirlo una y otra vez. El celular vuelve a temblar logrand
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