Cuando a Keylen Dawson se le ocurrió meterse en todo esto para vengar a su familia, no le interesaba nadie en particular. No tenía amores platónicos, pretendientes ni mucho menos novio.Pero ahora, era toda una mujer, una que tenía poder como muy pocas conseguían alcanzar en toda su vida, y eso la estaba matando lentamente, sin darse cuenta.Se le había ocurrido que tal vez tendría que dejar de lado todo eso con lo que sueñan las mujeres, profesión, casa, hijos, maridos, mascotas… porque ni siquiera un hámster podía tener. Pero mantener todo eso a raya no era terrible hace cinco años, cuando conoció a Díaz.Gustavo Andrés Díaz se le cruzó un día, cuando iba saliendo de la cafetería de la Nona, en cuanto el hombre la miró para pedirle disculpas por no prestar atención al camino, se quedó paralizado.<
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