Freya estuvo en un letargo horrible, entre dormida y despierta intentando verificar la temperatura de Axel cada tanto, y en algún momento del día, no supo exactamente en cual se quedó dormida, con una mano sobre su mejilla, y un brazo de Axel rodeándole la cintura con posesividad. Allí, juntos pasaron las horas más reparadoras que podían dormir. El primero que abrió los ojos fue Axel, se habían acomodado en algún momento, él estaba completamente aferrado a ella, rodeando su brazo desde su cintura, y deslizando su mano por la espalda, con su nariz enterrada en ese cabello castaño, y ella tenía su rostro hundido y sus manos sobre su pecho, con sus piernas entrelazadas. Ambos estaban perfectamente calientitos, Axel no había vuelto a toser desde hacía un par de horas y eso era excelente, quizá solo era frio o la falta de su cercanía. Ella gimió después de sentir el olor de Axel que tanto la desorbitaba, también había sentido el cambio del ritmo en el corazó
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