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Todos los capítulos de Cruzando Destinos : Capítulo 51 - Capítulo 60
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51. ¿A qué le tienes miedo?
Elisa caminó despacio hasta la sala y dejó el bolso junto a la mesita de centro. Emanuel la miraba sin perder cada uno de su movimientos.—Llegas temprano —le dijo y él no contestó —¿pasó algo? —él asintió.—¿Dónde estabas? —le preguntó y ella sonrió nerviosa.—Con mamá —él tomó uno de los cojines del mueble y lo lanzó con fuerza hacia Elisa y golpeó el respaldo a su lado.—¡No me mientas! —le gritó y Elisa se encogió en el lugar —cuando solicitaste el taxi en la aplicación me llegó la notificación, ¿recuerdas que está con mi tarjeta de crédito? Te dije que dejaras lo de CERBERO en paz.—¿Por qué? —le preguntó ella poniéndose de pie.—Porque así e
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52. Yo te amo.
Elisa despertó entre los brazos de Emanuel, el hombre la abrazaba por detrás y tenía la cálida y enorme mano sobre el vientre de Elisa. Miró el reloj, eran las seis de la mañana y él aún seguía en la cama.—¿No vas a trabajar hoy? —le preguntó y él como única respuesta la abrazó con más fuerza. Elisa cerró los ojos, no quería levantarse de ahí, quería quedarse en esa cama por siempre.—¿Confías en mí, Elisa? —le preguntó y ella se volteó para mirarlo, sus narices se rozaron y los alientos se cruzaron.—Claro, ¿Por qué lo preguntas? —él bajó la mirada y con la yema de los dedos comenzó tocar el mentón de ella.—Me lo dijiste ayer, que como podías confiar en mi si ni siquiera era honesto conmigo mismo &
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53. ¿Negocios sucios?
Cuando Emanuel llegó esa tarde a la casa Elisa lo estaba esperando en la barra de la cocina, el hombre entró y le sonrió al ver la comida que la muchacha había preparado. Había pollo frito ensalada dulce y varias cosas que Emanuel no pudo adivinar qué era pero que se veían deliciosas.—¿Y esto? —preguntó y Elisa le sonrió ampliamente.—Bueno, hoy quería hacer una cena especial, hace rato que no pasamos tiempo juntos que no sea en la cama, y no solo durmiendo —ambos rieron y él se acercó tomándola de la cadera y atrayéndola.—Si no te conociera diría que me pedirás algo —Elisa le apartó la mirada.—Hice jugo de maracuyá —Emanuel la tomó del mentón e hizo que lo mirara.—Dime —Elisa hizo un gesto gracioso con los labios.—Se supone qu
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54. Una respuesta dolorosa.
Alexei y Noel se habían retirado temprano, y Elisa no pudo preguntarles cómo iba su relación, pero al parecer las cosas estabas saliendo bien para los dos hombres, Elisa notaba en ellos una compenetración que no había antes, y ambos tenían un aura especial que la hizo sentir bastante cómoda en su presencia, todo lo contrario de Emanuel y Luis que, aunque habían dejado de discutir, seguían tensos revisando las cuentas de la empresa y todos los problemas.Elisa no entendía mucho de aquello, así que se fue a la cama después de las diez de la noche y cuando despertó en la mañana Emanuel ya no estaba. Mientras se duchaba recordó que el hombre pensaba decirle algo, ¿Qué sería? La llegada inesperada de los demás lo había interrumpido. Pues lo que hubiera sido tendría que esperar.Se encontró con Alexei en una cafeterí
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55. El monstruo con el que viví.
—¿Qué voy a hacer? —preguntó Elisa en medio del llanto. Estaban sentados en la banca del parque donde Elisa charló con la paloma y Alexei le acariciaba la espalda en silencio, estaba más en shokc que Elisa, con la mirada puesta el suelo y el rostro pálido.—Hay que hablar con él, así saldremos de dudas —le dijo él y Elisa lo golpeó en la pierna.—¿Qué otra prueba quieres? —le dijo y se secó las lágrimas de la cara en dos manotadas fuertes —él me compró —Alexei sacudió la cabeza.—Me niego a creerlo —Elisa lo miró con fastidio.—Entonces eres un ingenuo —él iba a contestar, la cara se le puso roja y ya la había señalado en el dedo, pero el teléfono lo interrumpió.—Aló —contestó y Elisa logr&oac
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56. Un mundo oscuro.
Cuando Elisa salió a la calle una lluvia constante azoraba la ciudad, y no le importó mojarse mientras caminaba, es más, lo deseó. Deseó que el frio le quitara el dolor y el miedo. Ese abundante sentimiento que comenzaba a sentir con tanta constancia que ya casi formaba parte de su realidad, de su vida diaria.Caminó por las calles lluviosas y solitarias conteniendo las ganas de derrumbarse, ¿Cómo había llegado hasta ese punto? ¿sería capaz de perdonar a Emanuel? si el problema únicamente fuera que la había comprado podía entenderlo, él no la conocía, y solo buscaba una esposa por apariencia, pero, ¿Cómo podía perdonarle que trabajar en un negocio tan ruin y sucio? ¿Como le perdonaría que por su pulpa esa mujer vivía en una pocilga temiendo constantemente por su vida y que Laura hubiera perdido a su amiga? Elisa pudo haber s
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57. Los Tcherassi.
Elisa no podía decidir si lo que estaba a punto de hacer era una buena idea, trató de imaginar las consecuencias y sobre pensó cada decisión que estaba a punto de tomar. Era algo que la Elisa normal nunca hubiera hecho, era inconsciente y sin cabeza, pero lo que quería hacer no solo la afectaría a ella, sino también a su madre y mucho más directamente a Emanuel. ¿Serías capaz de hacerle eso? Pensó mientras se duchaba, pero él la había comprado, y había arruinado la vida de cientos si no miles de personas patrocinando un programa de muerte.Se miró el vientre por donde escurría el agua tibia y una muy pequeña patadita asomó por sobre la piel, y Elisa tuvo que contener el llanto. A veces deseaba retroceder el tiempo y nunca haber ido a esa casa de esterilla y bareque. Allá había dejado un pedazo de sí misma y no creía ser capa
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58. Un tío amoroso.
Elisa se quedó de pie en la puerta, e intentó cubrirse la barriga con el saco que traía puesto, pero Alexei avanzó y se arrodilló frente a ella, tomándole el estómago con ambas manos y poniendo el oído sobre la tela de la busa y Elisa sintió como el bebé le dio una patada con fuerza.—Claro que si —dijo el hombre —él siente la presencia de su tío. Hola, bebé, yo soy tu tío —Elisa le apartó la mirada a Noel que le sonreía con tristeza.—¿No nos invitarás a pasar? —le peguntó el menor de los Adrigal y Elisa miró hacia adentro en busca de su madre, y la mujer asintió.—Claro, entren —Alexei se puso de pie y a Elisa no le sorprendió verlo llorar, y antes de entrar la abrazó con fuerza. Luis le dio un beso en la mejilla y le acarició la barriga cuando pas
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59. Los cuarenta.
Elisa estaba sentada frente al escritorio de Eduardo Tcherassi, su hermana, Alexandra estaba sentada más allá y leía desde su celular.—Los laboratorios Jábico es una organización privada encargada de buscar, clasificar e investigar especies raras del planeta —leía la mujer —también ofrecen servicios y estudios socioculturales como el programa CERBERO, que estudia las relaciones humanas y pretende demostrar como las relaciones sentimentales entre personas no compatibles son las causantes de organismos disfuncionales para la sociedad. Actualmente el programa está vigente y tiene permisos de ejecución sobre la mayoría de los países europeos y norte américa. Inició también sus estudios es Sudamérica en países como Colombia, Perú, Argentina, Ecuador, Venezuela y actualmente en Brasil —dejó caer el celular sobre su regazo y mir&oacut
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60. Un amigo perdido.
Noel recostó la cabeza en el respaldo del taxi, odiaba viajar, lo odiaba de verdad, le tenía miedo a los aviones, a las alturas y se mareaba cuando no era él el conductor del vehículo, así que trató de cerrar los ojos para no concentrarse en los autos que pasaban junto al taxi y que lo estaban volviendo loco. Se quitó el saco que tenía puesto, el calor le tenía la camisilla pegada a la espalda por el sudor y el aire que entraba por la ventanilla era caliente como un secador de cabello.Nunca había tenido la oportunidad de visitar Brasil, pero la capital parecía ser más calurosa de lo que había imaginado, y odiaba los climas extremos, por eso no le gustaba Bogotá, el frio le congelaba el trasero y parecía todo el tiempo un pingüino envuelto y lleno de mocos, nada como el clima de su amado Medellín, la ciudad de la eterna primavera.— Falta muito?&md
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