Una semana fue el tiempo transcurrido para instalarse en el pueblo y empezar los preparativos de la construcción. -No, yo necesito una habitación aparte. -Como ustedes son esposos, pensé que querían estar juntos. -Sí queremos, pero traigo muchas cosas, las habitaciones son muy pequeñas y necesito espacio para el corral del niño –Expresó como excusa para obtener su lugar apartada de Alberto. Ella tenía al bebé en los brazos y un bolso grande colgado en su hombro. -De acuerdo, no hay problema, tome la habitación número cinco y ya el muchacho viene para ayudarla con las maletas. -¿La seis está disponible? -Intervino Alberto con una pregunta, su intención radicaba en que quería estar cerca de Marián. -No está en condiciones, puede utilizar la siete, señor Carrasco –respondió el señor Braulio y de inmediato las llaves fueron recibidas por la encargada de la posada. -¿Quieres distanciarte de mí? –Le susurró Alberto mientras caminaban por el pasillo. -Expliqué mis razones, además de
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