Todos los capítulos de Una Socia por accidente y un Esposo por conveniencia: Capítulo 91 - Capítulo 95
95 chapters
Capítulo 89
El mesero llegó con los platos a la mesa donde solo se ubicaban Alberto y Marián. -Guao ¿y estos chefs? –Preguntó. Marián se extrañó de que acababan de entregar el lugar el día anterior y ya estaba activo. -Son contratados, igual que yo –expresó el mesero. Solo soy estudiante que pagaron por esta noche. -Ya me lo imaginé –el señor Braulio es creativo. -Quise hacerles este obsequio- Intervino él al escucharlo, se acercó un poco a su mesa- Una fiesta para todo su personal que trabajaron muy duro. Me hubiese gustado que mi hija estuviese presente, pero ustedes se trasladarán mañana, así que no quise dejar pasar esta oportunidad. -De verdad les agradezco a todos y sé que Rocío estará feliz. Sobre todo, con los socios –La señora Marta levantó una copa de vino- ¡Brindemos por los socios! -¿Nosotros? –Marián abrió los ojos grandemente de la impresión. Para ella fue solo un apoyo, de igual modo los clientes estaban agradecidos. -Gracias a usted, señor Braulio, por escoger a empresas Bo
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Capítulo 90
Marián salió del aeropuerto en compañía de Alberto y el resto del personal. Llevaba al niño en los brazos y un asistente le cargaba la maleta. Ella veía a su esposo hablar por teléfono y esperó que se desocupara para preguntarle. -¿Qué haremos ahora? -Me van a traer el auto, te llevaría, pero debo hacer unas diligencias, te llamaré un taxi. -¿Vendrás a mi casa? -Un día de estos. -Pensé que viviríamos juntos Alberto. -Esa es la idea, pero hay que organizarnos bien –dijo Alberto y le hizo señas al asistente que introdujera la maleta de Marián en el taxi que acababa de llegar. -Alberto siempre está ocupado, nunca tiene tiempo para mí, verá que cuando él se decida vivir conmigo ya no voy a querer- dijo para sí misma. -¡Marián, me alegra verte! -Hola madre –dijo al entrar a su casa- le entregó el niño a la mamá- también me contenta estar aquí. -Ay pobrecito, Leander está sudadito. Como te llevaste a ese niño poray, me lo hubieras dejado. -Alejarlo de su madre y destetarlo a los
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Capítulo 91
La mano de Marián sostenía el tetero para que el bebé tomara cuando llamaron a su puerta. Su cuerpo se congeló al ver el rostro de la visitante. -¿Rocío? –Interrogó quedándose sin palabras, la verdadera pregunta era, ¿qué hacía ahí? ¿Sera para algo bueno o habrá sucedido algo malo? -¿Cómo estás Marián?, ¿Puedo pasar? –Preguntó Rocío al ver que Marián la miraba seria como si fuera una desconocida. -Adelánte… ¿qué quieres? ¿Vienes a reclamarme algo o a burlarte de mí? –Preguntó Marián luego de que llegaron a la sala de su casa. -Ninguna de las dos, primero quiero pedirte disculpa por cómo te traté en el pueblo, en realidad si estaba rencorosa por lo que tuve con Cristina y lo tomé contigo. Fue la impresión que me dio al verte y lo tomé de esa manera. -Cristina me explicó lo de ustedes, que ella tenía un novio y tú la acusaste de que te lo había robado, siendo mentira, él y tú ya habían terminado- dijo Marián con seriedad. -Sí, en realidad eso lo superé, me pasó en la adolescencia,
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Capítulo 92
Sus pies daban pasos despacio, las manos sudorosas y el cosquilleo en el estómago combinaban la expresión de los nervios, estaba emocionada y era el momento de compartir la gran noticia con su madre, llegó a la habitación y empujó la puerta con suavidad. Estaba ella, allí sentada con el celular en la mano mirando a través de la pantalla. Marián se paralizó y sus párpados se abrieron grandemente por la impresión, al ver la tela de seda blanca que colgaba con destellos brillantes y terciopelo por la orilla de la cama hasta reposar en el suelo.-¡Mamá! ¿Lo compraste?Ella la miró y como si la hubiese atrapado con algo indebido, soltó el celular y recogió el vestido para doblarlo con un poco de incomodidad –Ah sí. Espero que no te moleste, bueno me lo dieron a crédito, era el único que quedaba y… de igual forma lo puedo devolver si no lo llegas a usar –la señora expresó agachando la cabeza.-No mamá, espera –Marián se adentró a la habitación y se sentó en la cama a su lado- mira –mostró s
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Epílogo
Sus tacones volvieron a pisar las calles de su ciudad de nacimiento después de dos años, le alegraba escuchar nuevamente el lenguaje verbal de sus raíces en las voces de los que le rodeaban. Había estado encantada de conocer nuevos lugares y de que la empresa haya llegado tan lejos a ofrecer sus servicios. Marián observó a Alberto que cargaba a su hijo de cinco años e hizo una expresión de incomodidad.-¿Que sucede? –Le preguntó Alberto caminando a su lado.-Nada, solo que, lamento que tuvieras que rechazar los proyectos de construcciones en París solo por mí.-No te preocupes, ya era hora de volver, seguiremos trabajando en esta zona y tendremos la estabilidad familiar que deseas.-Me alegro que pienses así, había asumido que nos separaríamos por un tiempo.-Eso no va a suceder, debemos apoyarnos en todo y aún más en tu estado.Al escuchar estas palabras de su esposo Marián sintió una corriente de nervios.-No estoy enferma, estoy bien –expresó ella para que él le siguiera la corrien
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