Blanca me ayudó a levantarme. Ya estaba mucho mejor, aun así, continuaba con los cuidados. De todas formas, seguía sin poder usar mi brazo derecho y en mi pie usaba una bota ortopédica.Salí a la sala, donde se escuchaban voces. Allí estaban reunidos mi papá, mis hermanos y José, el que corrió a abrazarme. Sin querer, lloré en sus brazos, me sentía tan sola.―¿Qué pasa, princesita? No llores así ―me rogó.―Lo siento, perdón.Acunó mi rostro con sus manos.―Sht, todo está bien, ¿verdad?―Sí, te extrañé.―Yo también te eché mucho de menos, princesita, la Letty te mandó saludos.―¿Cómo está ella?―Muy bien, trabajando.―¿No se enojó porque vendrías?―¿Y por qué se iba a
Leer más