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Todos los capítulos de Gerald: Capítulo 11 - Capítulo 20
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Un paso no admitido
Ahí estaba sentada en mi cama llorando como tantas veces en la secundaria y por el mismo idiota. Solo estaba de espaldas, ni siquiera me veía la cara y yo tampoco quería que lo hiciera, nunca me gustó que me viera tal como estaba ahora, así que tratar de calmarme era imposible, pero tenía que hacerlo o intentarlo de todos modos. Gerald ignoró esa sombra que vio y se concentró en los sollozos de Mili, no podía pensar con claridad, le partía el corazón escucharla llorar. Esa no era la mujer que lo desafiaba, le plantaba cara, le decía cosas en la cara, mucho menos la que no le tenía miedo en absoluto. —Mili… Su voz es pesada, llena de arrepentimiento, su respiración es entrecortada, está nervioso por el continuo movimiento de su pierna y lo escucho tragar saliva. Todavía no se da cuenta, pero vuelve a decir mi nombre con un poco más de impaciencia, a lo que no respondo. —Mili… ¿quieres contestarme? Por favor, me estoy volviendo loco mientras te escuc
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Vuelve a ser tú
Gerald se llevó una mano a la mejilla, frunciendo el entrecejo y haciendo un gesto de dolor, trató de acercar la otra a mi rostro y pareció pensar en algo que lo detuvo.Estaba enojado, herido y claramente confundido, tragué saliva al verlo sentado junto a mí, con ambas manos en las rodillas mientras dejaba escapar un largo suspiro.No dije una sola palabra, no quería, sentía que en algún momento podría reaccionar como yo, lo sabía y sabía que en ese aspecto éramos muy parecidos.Mis lágrimas comenzaron a caer, no tenían control sobre mis sentimientos y obviamente estaban completamente fuera de control.Siempre fui segura de mi misma y de lo que quería para mí, pero desde que llegó Gerald, nuevamente tuve mis sentimientos en un caos total por breves momentos.Me volvía loca, me hacía querer tenerlo siempre a mi lado, decir que lo amaba y gritarlo a los cuatro vientos, pero nuevamente el odio me devolvía al presente, el rencor y el dolor de ver a Erika en cada frase que salía de su boc
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A un paso
Observe la ignorancia que arrojo a la pregunta que le hice y en la importancia que le daba a quitarme mi primer beso, porque para mí eso era un robo.No tenía mi permiso para tomarlo y no lo tomaría aunque eso significara volver a decir su famoso «No me gusta limitarme en lo que me pertenece».¡Yo no le pertenezco!Y después de pensar en todo lo bueno, lo malo, las experiencias que tuve con él a lo largo de mi vida, decidí que lo mejor era no seguir con ese beso absurdo y solo querido por mí.Suavemente llevé mi mano a sus labios. Una expresión de desconcierto y molestia apareció por parte de Gerald, su ceño estaba fruncido solo de ver mi mano en sus suaves labios que aunque deseaba, aún no eran míos.No todavía.Los acaricié suavemente como tantas veces había hecho con los míos, detallando cada rasgo de ellos, desde su color, textura y forma, hasta lo delicados que serían si dejaran de ser varoniles.Note que sus ojos castaños se posaron en los míos, estaba molesto, muy molesto y tal
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Mostrando debilidades
Escuché los pasos ligeros de alguien caminando por el pasillo y la voz de mi madre en un tono molesto pero susurrado:«¿Qué haces ahí parado? ¡Ven aquí!"Y después de formar una mini discusión entre mis padres, escuché a mi padre resoplar diciendo: «está bien, cariño». Para luego ir tras ella gruñendo por no dejarlo hacer lo que quería.Una risita salió de mí atrayendo la atención de Gerald, quien también había notado la discusión susurrada por mis padres.Lo vi voltear su mirada hacia la puerta y mientras yo ponía una mano en mi boca para taparla, él tomó la suya al mismo tiempo que soltaba una risita divertida conmigo. Me sorprendió verlo sonreír y notar que sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas por la escena que acababa de suceder.Dejó solo el dedo índice firme como un soldado frente a sus labios como si hiciera el gesto de silencio, luego se volvió hacia mí, se puso el pulgar en la barbilla con el dedo todavía donde estaba y apoyó el codo en la pierna encorvándose ligeramen
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Tu elección, no la mía
Pasamos tiempo hablando tonterías en la habitación, vi cosas de Gerald que nunca había visto en mi vida.Y la verdad, me encantaba verlo tan entretenido hablando de otras cosas que no fueran sexo, mujeres o alcohol, aunque esta última era la menos popular.Lo vi bajar la cabeza y rascarse la nuca como si tuviera algo que preguntar, una curiosidad que no quería saber, pero necesitaba.—Mili, ¿puedo preguntarte algo? Si no quieres responder, no lo hagas, solo necesito preguntar o la curiosidad me matara —Arquee una ceja e incline ligeramente la boca.—¿De qué se trata? Me estas asustando.—En la universidad, cuando estabas estudiando para tu vocación —aclaro la garganta —¿alguna vez te gustó algún chico? Quiero decir, ¿salías con alguien?Me sentí sonrojarme un poco, desvié la mirada hacia un lado y se la devolví a él, me miró con cara seria esperando mi respuesta.—Para ser honesta, sí —soltó un gruñido —había un chico que me gustaba—Pero no fue nada grave, ¿verdad?—Claro que sí, éra
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Una incómoda conversación
Mi padre observó a Gerald con atención y Gerald lo miró sabiendo que en alguna parte de sí mismo se preguntaba cómo respondería a esa pregunta que le había hecho.Podía decir que realmente me amaba, pero eso sería mentirle y Gerald nunca fue cómplice de las mentiras, por otro lado, podía decir la verdad sobre el contrato y por qué me lo había presentado en primer lugar. . .Pero tampoco era una buena idea para deshacerse de las preguntas de mi padre.Gerald respiró hondo y en lugar de ser honesto, prefirió mentirle.—Siento un gran amor por su hija.Mi padre y yo nos quedamos con la boca abierta al igual que los ojos, lo que dijo Gerald fue más que sorprendente y entonces, mi padre sin comerse la historia de lo que decía siguió preguntando.—¿Y qué hay de Erika? Desde que llegaste la has defendido hasta de la mujer por la que me dices sentir un gran amor.—Obviamente me molestaron ciertos comentarios que hizo, después de todo ella era mi primera esposa, señor Watson.—Ya veo…
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Seguir el juego o decir la verdad
—Me casaré con ella si eso la hace feliz.Ahí estaba yo, escuchando esas palabras que salían de la boca de Gerald sin poder creerlo y por supuesto que yo no le creía en absoluto.—No... — fue mi respuesta más estúpida y aquí estoy lidiando con la pregunta de mi padre.Después de unos segundos de ver a Gerald tragar saliva y mirarme como pidiendo ayuda, dije:—No quiero casarme papá, pero si Gerald te dijo que lo hará, no tengo elección… supongo.Lo sé, sé que fui demasiado cruel con Gerald para dejarlo así, pero lo pensé mejor y si se metió en ese problema, simplemente me marcho ya que es una de las reglas de su contrato.Vi las facciones de mi padre relajándose mientras le preguntaba a Gerald nuevamente si se casaría conmigo y él nuevamente dijo que sí.Mientras conversaban entre hombres sobre ese problema, deje los dulces en la mesa, mis piernas temblaban de nervios y se podía ver claramente que a Gerald también.De allí corrí lo más rápido que pude a la cocina donde me esperaba mi
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Emergencias que dan gusto
Mi madre se levantó de la otra silla en la que estaba sentada, puso su mano en mi hombro y comenzó su aparente charla de ánimo. —Mili, te voy a decir algo y espero que no te enojes conmigo. Levanté una ceja sorprendida por sus palabras. Era extraño que mi madre me hablara así y más con esa cara seria cuando no lo era en absoluto. —No te preocupes mami, dime lo que tengas que decirme, estás en tu derecho y supongo que es más un consejo que un comentario. Ella asintió y se sentó a mi lado. —Si Gerald quiere casarse contigo, no deberías preocuparte por eso ni negarte a ser su esposa. —¿Porque lo que dices? —Porque eso significa que te quiere en su vida y como su esposa, no solo está viendo a Erika en su vida, te está tomando en consideración como una candidata digna —agito una mano—. Claro, si hablamos en su idioma. —No mami, no creo que él quiera hacerlo de la forma en que te lo propones, además, me presentó a un… —¡Mili! Salté de la silla de inmediato, gire para ver en la dir
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Los delirios de Carlos
—Sigue soñando —solté ese pensamiento por mi boca, vi a Gerald apretar el volante del auto —no escucharás algo tan obsceno de mi parte. —No me desafíes, Mili, puedo hacerte decir lo que quiera. —No te estoy desafiando, pero me gustaría verte intentarlo—. Me reí —¿Ya estamos casi ahí? —Apenas comenzamos Mili, no tomará mucho tiempo, pero necesito que seas paciente. No dije una sola palabra, incluso cuando él estaba a mi lado proponiéndome un desafío que estaba segura de que este hombre experto en seducción ganaría. Un largo momento de incómodo silencio se hizo presente entre los dos y poco a poco mi desesperación por saber cómo estaba Carlos se hizo más pronunciada. Pude ver desde esa ventana lo hermosa que se veía la ciudad con todas sus luces encendidas y mostrando su belleza a las personas que la habitaban, me llamó la atención una calle en específico y al fondo, una mansión que sabía era el punto de destino y donde Carlos estaba allí. El auto avanzo hasta una reja gris que nos
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La silueta original
El corazón se me fue acurrucando en él pecho, sus palabras eran sinceras y lo sentí desde el momento en que empezó a hablar.—Esta bien, Gerald, creo en tus palabras y en que no querías sacarme alguna cosa sobre Erika, para ser honesta estoy cansada de escuchar sobre ella.—Mili… aquí escucharás mucho su nombre y sobretodo de Carlos —una expresión de tristeza se asomo por su rostro y un suspiro escapó de sus labios —¿Ah Carlos también le responderías lo mismo que a mí?—¡Jamás! —negué con la cabeza.Puse mis manos en su pecho, baje la mirada cerrando los ojos y pensé en que no podría ser así con Carlos si en algún instante me sacara a relucir a su madre.Sin importar la razón, ella es su madre y la antigua esposa de Gerald, por ese pequeño, es todo lo que debo de entender y me basta.Gerald observo con detenimiento mi reacción y me obsequio una sonrisa triste, alzo una mano y la dejo reposar en mi cabeza, la movió de lado a lado y luego bajo hasta mi mejilla.—No me hace más in
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