Capítulo treinta y cinco. Epílogo
—¡No puedes hacerme esto, Marcelo! He hecho todo lo que me has pedido durante todos estos meses, me mantuve alejada de tus negocios, no salí de fiesta y ¡Te he sido más fiel que un perro! —gritó Laura mirando a su marido con resentimiento.—Y nada compensará lo que me has hecho. ¿Piensas que puedes borrar todo lo que has hecho a mis espaldas? —preguntó Marcelo con enojo.—Hice lo que me pediste. No voy a firmar el divorcio, no voy a renunciar a la vida que tengo contigo, puedo hacerte feliz —insistió la mujer, pero el hombre negó y se alejó dos pasos de ella.—¡Trataste de seducir a mi hijo! ¿Qué clase de mujer eres, Laura? No contenta con alejarlo de mi casa y de mi vida ¡Hiciste lo mismo con Luciano Barrera! Tu plan no te funcionó, Laura. Ahora tu castigo será quedarte en la calle, como la serpiente que er
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