La casa estaba más hermosa de lo que Oliver podría haber imaginado, pues él no había pasado más allá de la entrada en los últimos meses.Shara apareció por la puerta nada más escuchar abrir a Brianda, pero lo último que ella esperaba ver era a su niña con Oliver, la persona que, a su parecer, le había destrozado la vida a Brianda.-Lo lamento, niña, no sabía que estas horas son de visita para la pequeña Milagros. -espetó Shara, claramente molesta por la llegada del apuesto Anderson.-Me acabo de enterar de que debo dar explicaciones en mi propia casa cuando llego acompañada de mi, todavía, marido. -Brianda se puso a la defensiva y esto no pasó desapercibido para Shara.-Niña, yo solo decía que Don Oliver no tiene nada que hacer aquí a esta hora. -la niñera levantó la cabeza con dignidad, como si ella estuviera por encima de Oliver.Pero, para su desgracia, nada estaba más lejos de la realidad y Brianda no tardó en hacérselo saber.-Shara, es mi vida, es mi casa, es mi hija y es mi mar
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