Giancarlo: Ha pasado una hora desde que entró al baño no sale, incluso la ducha continúa abierta. Esto me está asustando, acaso ella habrá cometido alguna tontería. Voy por la llave del baño, abro la puerta y la encuentro. La descubro de pie en la ducha, con la mirada perdida, parece una especie de muerta, ni siquiera se ha inmutado al ver que entre. Cierro la llave de la regadera. —Antonella — La llamo, pero ella sigue sin reaccionar, la cubro con la toalla, ella se deja ni siquiera protesta, es como si la Antonella que conozco se la hubieran llevado muy lejos. La cargo y la llevo hasta mi cama, se abraza aferrándose a mi como si de eso dependiera su vida, mientras escucho un suave sollozo. No sé si esta situación es peor que las veces que tiene pesadillas y llora, en esos momentos lo único que hago es abrazarla y con eso se calma, pero ahora no s&eacut
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