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Todos los capítulos de Como sobrevivir a un divorcio : Capítulo 21 - Capítulo 30
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Solo un beso
Giancarlo: Luego de ver los fuegos artificiales en la rueda de la fortuna nuestro deber como reyes de la vendimia es ir a la fiesta que se realiza en la plaza. La tradición para elaborar uno de los vinos gourmet de la zona, consistía en que todas las mujeres del pueblo entraran en uno de los lagares y con sus pies pisaran las uvas. Antonella ya es miembro oficial así que tenía que participar mientras los hombres teníamos que poner la música, tomo mi violín y comienzo a tocar. Los visitantes aplaudían y festejaban esta tradición, Antonella por su parte al principio esta reacia a participar, pero luego que la sujetaran y la obligaran, no le quedo de otra. Todos animaban a las mujeres, la gente vitorea, grita y bailan al ritmo de la música. Para terminar, se da comienzo a la gran fiesta de cierre donde se invita a la gente parte de la producción del año pasado.<
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Entregados
Antonella: Me siento como una pobre estúpida. Voy, me lance a sus brazos, lo beso, creí que me correspondía al igual que hace un momento en la plaza y al final me detiene. Estoy tan avergonzada, soy un fracaso como mujer, todo el mundo me rechaza. He malinterpretado sus intenciones…Soy una tonta. Me siento al final del pasillo que daba al patio trasero, no me buscara ahí, dudo que lo haga. —Antonella — Lo escucho a mis espaldas. No me muevo ni siquiera me atrevo a levantar el rostro, prefiero continuar como si no pasara nada, tal vez se harte y me deje tranquila. Además ¿Qué quiere? Humillarme, despreciarme más o tal vez burlarse de lo patética que soy. —Antonella, por favor — Lo escucho de nuevo, para sentir como se sienta a mi lado, se apoya en mi brazo. — Sé que estás despiertas, que m
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Dando un SÍ
Giancarlo:  Ella se ha quedo dormida, en si ambos, pero luego de un rato me desperté con la incertidumbre que se había ido sin embargo al sentirla entre mis brazos la angustia que sentía desapareció. No quiero que se vaya al igual que ese día. Aunque estoy seguro que en la mañana cuando ella despierte las cosas no serán fáciles, negara sus sentimientos, dirá cosas con el fin de disuadirme. Tendré que insistir. Miro hacia la ventana, viendo como la lluvia cae y choca contra la ventana. Es de esperarse, los juegos artificiales siempre tienen ese efecto todos los años, eso significa que tal vez el día este despejado y pueda salir a caminar con ella. Podemos tener hasta un picnic, no es mala idea. Después de todo Esther no va a venir mañana, tendremos toda la casa para nosotros solos. Por lo menos hasta el medio día en que viene el viejo
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Miedos
Giancarlo: Al abrir los ojos, veo al ser más bello durmiendo a mi lado, es igual que hoy en la mañana, duerme tranquila. Creo que sería bueno darle una sorpresa además que estoy seguro que se encuentra agotada. Me levanto con cuidado de no despertarla, me visto y salgo de la habitación, al menos sé que estás no sé escapara. Antonella: Despierto con miedo de lo que suceda respecto a lo que, acontecido en la mañana con Giancarlo, pudo ser un simple sueño. Busco con mi mano el contacto de su piel, pero ni señas, la cama está fría y vacía. Entonces fue un tonto sueño, suspiro y abro los ojos viendo que no es mi habitación, si no la de él. ¿Dónde está? Seguro consiguió lo que quiso y se aburrió. Lo sabía fue igual que aquella vez. Me trae recuerdo
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Como va el amor
Dos meses despues. Antonella: Las cosas entre Giancarlo han surgido mejor de lo que espere. A pesar que algunas veces es antipático, siempre su respuesta es: que igual así me gustó. También me di cuenta que con las demás personas él es muy reservado, no habla mucho, quizá puede llegar a ser huraño y todo un mandón, en sí creo que su mismo porte lo hace ser así, una especie de demonio que, si le das la contra, lamentaras las consecuencias. Otra cosa es que Giancarlo no suele ser de los que dice por favor y cuando lo hace suena igual a una orden.Pero cuando estamos solos, es muy diferente, es comunicativo muestra sus emociones porque sonríe, se ríe suele ser bastante juguetón. Los fines de semana solemos irnos a la playa o a las aguas termales. Nos quedamos en cualquiera de los dos lugares hasta que caiga el sol. Regresamos caminando en compa&ntil
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Sentimiento de lastima
Giancarlo: Desde que le mostré ese oso esta rara, de lo que se encontraba radiante como el sol pasó a ser tenue como la luz de una vela a punto de apagarse. Vamos a la caja junto con las cosas que escogimos, prefiero ser yo quien haga la transacción porque ella está distraída viendo unas cosas. —Señor ¿Con que va a pagar, efectivo o tarjeta? — Me pregunta la dependienta. —Tarjeta — Contesto sin perder de vista a Antonella que ve unos zapatitos para bebe. —Ingrese su clave, por favor — Continua, lo hago rápido. — Gracias señor, esto es un regalo para usted y su esposa, es el cuaderno para su bebé — Esto me tomo por sorpresa, que podía decir, negarme y aclararle que no era mi esposa y que tampoco íbamos a tener un bebé, aunque lo intentamos cada vez que podemos.
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Sin poder entenderlo
Giancarlo: Desde que la recogí luce triste y pensativa, no para de mirar por la ventana del auto. No se encuentra al borde del llanto, pero se parece mucho a la Antonella que conocí al principio. ¿Qué le habrá dicho eso mujer? No quiero que ella siga así, quiero a la Antonella sonriente y amable. —Giancarlo, ¿Crees que el dinero es más importante que el amor? — Me pregunta de repente. —El dinero te da cosas materiales que al principio cubren tus necesidades básicas hasta llegar a los lujos — Le comienzo a responder. —Entonces es mucho más importante — Esta apagada, con la cabeza gacha. —El dinero atrae el odio, la envidia, la traición y dolor… Recuérdalo siempre, aunque la mayoría crea que el dinero da la felicidad, la verdad es que no es as&
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Sin hablar del pasado
Giancarlo: Ha pasado una hora desde que entró al baño no sale, incluso la ducha continúa abierta. Esto me está asustando, acaso ella habrá cometido alguna tontería. Voy por la llave del baño, abro la puerta y la encuentro. La descubro de pie en la ducha, con la mirada perdida, parece una especie de muerta, ni siquiera se ha inmutado al ver que entre. Cierro la llave de la regadera. —Antonella — La llamo, pero ella sigue sin reaccionar, la cubro con la toalla, ella se deja ni siquiera protesta, es como si la Antonella que conozco se la hubieran llevado muy lejos. La cargo y la llevo hasta mi cama, se abraza aferrándose a mi como si de eso dependiera su vida, mientras escucho un suave sollozo. No sé si esta situación es peor que las veces que tiene pesadillas y llora, en esos momentos lo único que hago es abrazarla y con eso se calma, pero ahora no s&eacut
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Terminando y no terminando
Giancarlo: Cuando supe lo que ese malnacido le hizo a ella me dieron ganas de ir y partirle la cara, molerlo a golpes a él para que supiera que se siente cuanto te pegan, no abusar de alguien que es más débil que uno. Si le sumamos otras cosas que sospecho que sucedieron. Todo eso hizo que me descontrolara y la asustara. Yo ya sabia la clase de calaña asquerosa que ese ese hombre y toda su familia en general, pero saber que la lastimo, me hizo odiarlo mucho mas de lo que ya lo hacía. Cuando la oí: Por favor, no vuelvas a preguntar. Me sentí mal por lo triste que se escuchaba para luego irse a no sé dónde. La voy a buscar a mi habitación, nada, tal vez en el balcón, en la lavandería tampoco está, al igual que su ropa. Al volver a la sala, ella está sentada en la Barcelona, se ve seria, al darse cuenta que llego se levanta, me dice lo siguiente: &
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Medios secretos
Antonella: Giancarlo decidió esperarme en el carro mientras recogía el dinero de este mes en la portería. Cuando estoy en la entrada me encuentro con quien menos deseo hacerlo, es Giovanni con su traje elegante y un ramo gigante de rosas. —¡Antonella! — Se me abalanza para abrazarme, mientras que yo estoy asustada, pero debo mostrarme fuerte. —¿Qué haces aquí? — Lo separo. —Vengo a pedirte que me perdones, que vuelvas, entiende que te extraño — Da una razón que tal vez hace tiempo hubiera aceptado gustosa. — Tomo es una muestra del amor que tengo todavía hacia a ti. —Disculpa, no puedo aceptarlas — Lo rechazo. — Esto deberías dárselas a tu esposa — —Para mí tú sigues siéndolo, ese papel
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