Anabella, se quedó mirando al hombre, y se dio cuenta de lo que iba a decir, y mejor se contuvo, así que se quedó callada, Jean Carlo, le sonrió a su esposa, sabía lo que le iba a decir, y era algo bastante agradable, pero decidió permanecer callado por el momento. Terminaron su desayuno y se arreglaron, Jean Carlo camino con dirección a la casa de su padre, al parecer el señor Andollini se sentía mejor, y tenía bastantes ánimos. Este se encontraba en el jardín, al parecer la última quimio había resultado, pero aún no se podía decir que se encontraba completamente curado, pero tenía mucho mejor semblante del que tenía en días anteriores. Buenas tardes, padre — se acercó Jean Carlo y saludo a su padre, le dio un beso fraternal — veo que te encuentras con mejor semblante, eso me alegra bastante — el hombre se sentó al lado de este y le tomo la mano — me encanta verte así, padre — le sonrió. Gracias, hijo mío, tú te miras feliz — el hombre apretó la mano de su hijo — ¿Cómo va el matr
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