24. Su decisión
Eros sintió como su mano derecha se estremecía, aunque pareciera bastante remiso ante sus advertencias podía percibir miedo en su interior. Era un efecto que producía bastante seguido entre sus súbditos. —Habla ya, Beltze. No quiero que pierdas el tiempo aquí. —Bueno señor, ellos han hablado de que le inframundo necesita una reina. Sus súbditos han pensado que usted necesita una… esposa. El CEO levanta la mirada observando aquella fría y desolada calle, ¿una esposa? amusga los ojos en cuanto se hace la pregunta. Llevaba muchos siglos solos, pero ni con eso nunca había pensado la sola idea de buscar una esposa para compartir sus años de soledad. Pero y si ese era el caso, ¿A quién elegiría para ser su reina? Las mujeres demonios no eran de fiar, eran traidoras, tan frívolas y más fría que un tempano de hielo… aunque esos sentimientos no importaban en su mundo, lo único que importaba era el placer. —¿Por qué han pensado una idiotez como esa? —Se da la v
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