El pueblo de shirakawa-go era hermoso, parecía sacado de otro mundo. Estaba rodeado por la naturaleza, el aire era mucho más fresco y limpio gracias a la barrera que la rodeaba. Las casa eran pequeñas con techos triangulares, pese a que era de noche se podía ver el hermoso paisaje, gracias a la luz de la luna. El lugar era tranquilo silencioso, hasta pareciera que no hubiera nadie. Sólo se podía oír el sonido de los insectos. —Será mejor que vayan a descansar, Sora y yo nos encargaremos de vuestras cosas. Sam seguía dormido en los brazos de Diego, Lupe estaba callada, Yuki observando, y a Sora le dió sueño otra vez. Se sentía aburrido sin nada que hacer. —Puedo brindarles mi ayuda—dijo Lupe. La habían dejado a Sam a su cuidado, ella debía velar por él. —Yo también—intervino Yuki. Esta vez quería hacer bien las cosas, ya le había fallado a su madrina antes. Esta vez iba a ser diferente. —N
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