Sam volvió a estar en alerta cuando vió que se estaban acercando otra vez con una jeringa, puso resistencia pateando con sus patas pese a su escasa fuerza.De nada sirvió tanto forcejeo porque Sam ya no tenía fuerzas para seguir, no había podido dormir ni comer en su estado, sufrió golpes y emociones fuertes, algo contraproducente para su embarazo.—Agárrenlo fuerte o volverá a hacer de las suyas.Agarraron sus patas para que no pateara, su boca para que no volviera a morder y su cuello para que le pudieran pinchar.Cuando Sam sintió cómo le agarraban con fuerza quiso defenderse pero no podía moverse, el agarre era demasiado fuerte.El jefe por fin se acercó a Sam, le mostró una sonrisa satisfactoria. Le agarró su peludo cuello y le pinchó.Sam gritó y aulló mientras forcejeaba, las lágrimas volvieron a caer.
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