—Últimamente estas de muy mal humor— responde, mi comentario no ha sido agresivo, ha sido justo.— Sé que prometí, sé que lo hablamos, sé que dije que ya no te molestaría, pero... es que.—Por favor, ya basta, ya déjalo Max. Gracias al cielo, no estoy enamorada de ti, no te necesito, solo fuiste un hombre que me dio un par de días de atención y ya, por eso es que debes de dejarme en paz. No es tan difícil, si no lo es para mí, mucho menos para ti, quiero a mi amiga, quiero que sea feliz y gracias a ti, siento que eso no se podrá. —Estoy consiente de lo que hay entre nosotros, pero no puedes fingir que no hay ni un solo sentimiento de por medio. Para mí no es fácil, Maxine, que para ti lo sea es diferente. —Dice de mal humor, mete las manis en los bolsillos de su pantalón, ese gesto se me hace lindo y muy sensual.— Dame tiempo, dame un par de días, por favor.—¿Un par de días? ¿Para qué necesitas tiempo, Max?— me abrazo a mí misma, de repente me siento pequeñita e inofensiva. —No me ob
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