A la mañana siguiente en cuanto Johana salió de la habitación, ya Robert estaba con Mariana, no lo sintió volver a entrar a la habitación, sin embargo estaba afeitado y perfumado, Johana no pudo evitar ver sus ojeras, el hombre no dormía lo suficiente y ella le robó su cama. Mariana aún con su pijama nueva, estaba sentada junto a él comiendo cereal con leche, Robert comía lo mismo como si fuera otro niño, Johana sonrió y María se colocó a su lado. —Jamás vi a mi hijo tan contento antes, bueno, mi hijo tenía años sin espíritu, me alegro que hoy vuelva a ser un hombre alegre, aunque aún le falte para sentirse feliz, es un buen avance.
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