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20. Un domingo y nosotros
—¿Qué demonios haces aquí?—pregunto de mala manera.Damián mira hacia ambos lados y blanquea los ojos finalmente con desgana cambiando su expresión jovial a una mucho menos simpática y agradable.Arruga sus labios con indiferencia, encoge sus hombros con poca paciencia. —Primero que todo ha sido idea de Clare, le he contado sobre tu prometido—suelta.Lo miro sin poder esconder mi sorpresa.—Creía que buscabas discreción—respondo.—Y yo, señorita Walsh—hace una pausa con seriedad, se rasca la garganta con molestia—Pero las cosas se han dado asi.Arrugo la frente de mala manera mientras él sonríe de par en par.—¿Por qué sonríes?—Porque me excita cuando estás cabreada.Parpadeo un par de veces.—Deja tu maldito juego, literalmente estan a unos metros
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21. Amigos de la infancia
—Asi que ya os conocíais….—intento romper el silencio al que Clare Remington nos había sometido. —Sí—sonríe Ian.—No—frunce el ceño Clare.—Somos amigos de la infancia—aclara ella poco después con malestar.—Sí, nuestros padres muchas veces nos obligaron a salir juntos con la fantasía de que en algún momento llegará a surgir el amor entre nosotros—suelta Ian mientras coloca su mano detrás de mi espalda.—¿Y surgió?—preguntó arqueando una ceja Damián mirando hacia la rubia.Esta le sonríe sin ganas.—¿Tu que crees?—inquirió ella mostrando el anillo de su mano.—Ni que lo digas—suelta Ian con diversión—De la que me libré amigo—añade mirando a Damián de reojo.Yo muevo mi
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22. Juguemos
—Tengo alcohol y muchas ganas de pasarlo bien—suelta Ian con una sonrisa.—Como los viejos tiempos—suelta Clare con una sonrisa burlona.Ian asiente con una sonrisa mostrando los chupitos que había preparado ya para la ocasión, arqueo una ceja sorprendida.—No sabía que me había prometido con un barman.—Hay tantas cosas de mi que no sabes—me guiña un ojo. No puedo evitar sonreír como una boba.Damián carraspea y Clare aplaude con emoción, parecía otra. Los efectos de Damián Remington sobre las mujeres, supongo.—Juguemos a el más probable—señala ella finalmente sentandose en el regazo de su marido.Damián frunce el ceño e Ian se excita igual que ella.—Sí es muy divertido—declara él con seriedad—Todos nos sentamos en circulo y uno de nosotros hace una
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23. Tiempo muerto
Ha sido un placer, espero que volvamos a repetirlo—sonríe Ian estrechando a Damián en un efusivo abrazo.Damián le guiña un ojo poco después.—Seguro.—Claro—suelta su mujer.“Jamás en la vida” respondo yo para mis adentros.Tomo aire con fuerza llamando la atención de Damián.—¿Le pasa algo señorita Walsh?—pregunta.—No, nada. Conducid con cuidado—suelto.—Sí, ya nos hemos duchado, el alcohol está fuera ya—sonríe Clare mirando a su marido con complicidad.No puedo evitar recordar la escena en la bañera, qué idiota había sido…¿En qué demonios pensaba?O mejor dicho, estaba claro que no pensaba.—Bueno, seguimos en contacto señorita Walsh. Espero que estes atenta al teléfono—añade con serie
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24. ¿Vida normal?
Esta semana había transcurrido como habría querido que hubiera sido mi relación con Damián desde un principio, inexistente.Haciendo mi trabajo, respetando mi horario, limitando nuestro contacto a meros mensajes explícitamente sobre las conferencias. Casi parecía que Damián hubiera desechado la idea de tenerme de su mente. Se había ajustado simplemente a que le agendará sus reuniones y le redactara alguno de sus discursos con rapidez y agilidad, cosa que se me daba bien. También me había pedido que fuera a visitar a Clare para ver si necesitaba algo y como siempre su mujer amable como no hay otra en la tierra me mandaba a freír espárragos antes de que cantara un gallo.Por las noches cenas en familia, en mi casa o en el apartamento de mi hermana y su marido o de Ian, había sido un sueño. Risas, cordialidad, casi era como volver a la vida pre-Damián. La tranquilid
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25. No me hables
—Pequeña Addie—susurra con la voz entrecortada.—Déjame en paz, por favor.Mis palabras suenan como dagas en mi garganta.—Sabes que no quieres…—vuelve a gemir prácticamente en voz ronca, sabe perfectamente cuál es mi punto débil.—¿Cómo sabes lo que quiero?—Porque te conozco.—No.Él arquea ambas cejas desesperado.—Por el amor de dios, te conozco lo suficiente como para saber que acabaremos follando como dos animales salvajes…—Shhh—siseó yo llevándome mi mano a su boca.—Prueba de ello es que estás con la ropa interior que te he comprado en tu apartamento de zorrita…Abro los ojos con incredulidad mientras escucho a mamá sacudirme.—Cariño—suelta.Abro los ojos de par en par.—Cariño—repito frustrad
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26.No pienso dejarte
—Quiero dejar esto.—Señorita Walsh—susurra sorprendido quitándose las gafas, le daban un aire intelectual, me abstengo a seguir mirándolo porque se que podría pasarme segundos y segundos y francamente empezaba a odiar eso—La iba a llamar esta noche para que…—Ni te atrevas—declaro yo tajante cuando veo sus intenciones de acercarse a mi.Él frunce los labios, finalmente me mira con seriedad y vuelve a tomar asiento.—¿Qué te pasa?—pregunta con malhumor.—Soy el hazmerreír de esta oficina y tu p**a…—hago una pausa sonriendo de forma amarga—¿Hay algo peor que esto? ¿Espera?…¿Algún problema más que me olvide?—añado.Él suspira, toma aire y se pasa una mano por la cara.—Ya hemos hablado de esto.—Me da igual.—¿Te da igual?—Sí.—Está bien.—¿Está bien?—repito yo sin entender su respuesta.—Diga lo que diga estás en ese modo…—¿Qué modo?—Ya sabes, ese modo en el que haces lo que te place.—Ere-—Guapo, r
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27. esclarecimiento
—Tu no te vas sin que yo te lo diga—suelta.Lo miro negando con la cabeza mientras lo insulto de todas las maneras que se me ocurren.Él blanquea los ojos con cansancio.—No entiendo lo que dices, vocaliza.Finalmente me quita la venda de la boca.—¿Qué dices?—pregunta de nuevo con cara de pocos amigos.—Que eres un cerdo—suelto.—¿Solo?—Un egocéntrico, pervertido, maníaco…Enfermo—hago una pausa tomando aire.—¿Ya estás?—Imbécil, engreído, superficial, mentiroso, manipulador, asqueroso—añado del tirón.—Cierto, bueno…¿Por dónde íbamos?—finge un suspiro como si de verdad estuviera afectado.—Patán, sociopata, egoísta, maleducad-—Suficiente, Addie.—No. No es suficiente. Suficiente era que lo hubiéramos dejado aquí pero tu no, no puedes tolerar que alguien escape de tus garras sin haber terminado tu trabajo conmigo—suelto con malhumor escupiendo cada una de mis palabras.Él se acerca a milímetros de mi rostro, s
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28. Volvemos al Edén
Saca su hombría e inmediatamente me doy la vuelta y lo llevo a mi boca para probar lo que se sentía al ser uno. Me lleva al sofá y me siento a horcajadas sobre sus caderas y empiezo a frotarme encima de él arriba y abajo sobre su erección hasta que finalmente desatando mis demonios y mis últimos reparos la tomo en mi mano y la guío suavemente hacia mi cavidad.Empiezo a cabalgar arriba y abajo sobre su erección firme y tira hacia abajo mi sujetador y toma un pezón en su boca y  lo saborea, luego el otro. Dulce tortura. Se siente tan bien pero debo pararlo, me digo. Para mi buena o mala suerte mi cuerpo ni siquiera hace un esfuerzo en obedecerme. Mordisquea suavemente uno y yo gimo ya en voz alta desatada.Me recoge en brazos, todavía enterrado profundamente en mi, y nos damos la vuelta, pooc después me acuesta en el sofá de la habitación. Ni siquiera me había dado cuent
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29. Solución
Lo primero que hice fue ducharme, froté mi cuerpo con mis manos intentando limpiar la suciedad que sentía. Aun sabiendo que la suciedad que amenazaba mi paz no se iría ni con mil litros de agua ni con mil jabones distintos. Mi problema era otro. Había sido un error siquiera el hecho de encararlo. También había sido un error ignorar el poder de influencia que él tiene sobre mi. Me envolví en una toalla finalmente desechando la idea de que estar en medio del agua fuera a calmar, ahora el silencio era mi enemigo mortal, porque mis voces aprovechan para gritarme todo lo que callan cuando están en los brazos de Damián.Qué tonta y que sobrevalorada me tenía a mi y a mi fuerza de voluntad. Unas simples palabras por su parte y volvía a su merced. Unas simples palabras y volvía a caer en su jodida trampa, en su jodida red como si no hubiera pasado nada entr
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