Robin entró al restaurante y divisó a Ángela en un momento, le indicó a la anfitriona que lo estaban esperando y esta, al ver a un hombre tan atractivo y con un aura tan dominante, casi empezó a babearse. Poco le faltó para que le creciera una cola y empezara a moverla de la emoción cuando se ofreció a escoltarlo hasta la mesa de la morena.Ángela ignoró por completo los ojos examinadores de la empleada, se puso en pie cuando el rubio se colocó al lado de ella y, con un gesto de obvia familiaridad, extendió su mejilla para recibir un saludo de beso por parte de Robin, que la imitó, de inmediato.―Gracias, señorita ―le dijo a la anfitriona, su voz grave y varonil hizo que se le erizara la piel, ella solo sonrió y regresó a su puesto, sintiendo un hormigueo agradable.La morena soltó una risita, era imposible no notar las reacciones de las persona
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