La atmosfera dentro del habitáculo del Rolls-Royce era opresiva.Por un momento, a David le llegaron recuerdos de las películas de mafiosos, en las que el protagonista que tenía una enorme deuda de dinero, estaba atrapado entre los dos matones dentro del auto, pensando en qué método tendría que usar para rogar por su vida.«¿En serio Alex es un detective privado?» pensó poco convencido, observándolo de reojo.Su amigo, sentado a la derecha, observaba por la ventanilla, concentrado en la ciudad, como si la situación fuese de lo más normal.En cambio, a David, el silencio lo ponía nervioso, carraspeó un par de veces y cruzó los brazos sobre el pecho.―¿Quién me va a explicar lo que está sucediendo? ―preguntó este, agotando su paciencia.―Creo que quien debería explicar qué pasa es uste
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