40. La espera.
- Vine en cuanto recibí tu mensaje, fui un tonto. -contó. No había forma de saber si habían pasado minutos u horas. -Ellos me esperaban, ni siquiera tuve la oportunidad de verte y el tío Ricardo, dijeron que su seguridad y la tuya dependían de que yo fuera con ellos. No quise arriesgarlos, prometieron que ustedes estarían a salvo…- Querido, nunca confíes en la palabra de un secuestrador. -dijo una voz desde la puerta. -Aunque es cierto, no pensamos hacerles daño por ahora.- ¿Quién es? ¿Qué quiere de nosotros? -pregunté acercándome a la puerta.- Destruirlos, claro está. Aunque no necesito una bala para hacerlo.- ¿Qué quiere decir?- Lo averiguaras pronto, Rachel Guerra, ¿o debería decir Adriana?Mierda, nuestro atacante conocía mi verdadera identidad. Eso solo empeoraba la situación. ¿Quién más lo sabía? Solo Christian, Lucía y quizás un par de personas muy cercanas al caso de mi padre y Antonio podían saberlo. Sentí un nuevo temor, el de que esa persona hubiera ubicado a mi famili
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