La ahora pelinegra se había encaminado de regreso al aparador, había hecho las reservaciones pertinentes en el piso superior en el que se había asegurado de encontrar a Jonathan.—Me extraña que hayan pedido una habitación separada, al verlos, podría jurar que son esposos— sonrió nerviosa la recepcionista, mientras Paolo se acercaba al aparador.—De hecho, mis padres enloquecerían si llegan a saber que hemos compartido habitación— sonrió Vanessa sin percatarse de la presencia de su mayor —¡Se lo agradezco! La verdad que es un gran hombre— afirmó la pelinegra despidiéndose y dándose la vuelta, en ese momento casi hace que Paolo cayera al suelo, gracias al estrellón, segundos después lo había arrastrado a la habitación que le correspondería a él.—Así que ¿Hacemos una linda pare
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