“¡Yo no quiero otro!, ¡Yo lo quiero a él! ¡Es lo único que me queda de Axel! no quiero otro!, ¡Es mi hijo por favor! ¡Díganme que no es cierto!”. Me altere tanto que me sedaron, sentía tanto dolor, en todo mi cuerpo, pero más en mi corazón, estaba desecho, al despertar de nuevo ya más tranquila me resigne, ya no tenía nada… La señora Gastelum se acercó y acarició mi cabello. “Debes estar tranquila, tu herida se abrió y te tuvieron que intervenir de nuevo, no te sobresaltes, debes cuidar tu salud”. ……………………………….. Tiempo después me recuperé poco a poco, algo dentro de mí se rompió por completo, ya no sonreía, nada me hacía feliz, todo me daba igual. Las visitas de Donato eran más frecuentes, los señores Gastelum esta
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