Jairo se hizo a un lado para dejarla pasar, cuando ella empezó a caminar, él la tomó de la mano y de un tirón la atrajo hasta su cuerpo. Milagros chocó con los fuertes músculos de él, iba a pedirle que la soltara, pero él la calló besándola, ella de nuevo forcejeó, lo mordió, él exhaló un gruñido, a pesar de eso no la soltó, él quería comprobar que ella en verdad no sentía nada por él, ella, en cambio, luchaba entre el amor y el odio que sentía por el joven, sin embargo, el resentimiento pudo más, levantó su rodilla y golpeó a Jairo, en sus partes íntimas, así ella pudo soltarse y salir corriendo, mientras él se retorcía de dolor. ***** Angélica con los brazos cruzados observaba como las parejas bailaban y se divertían entre ellos, mientras nadie notaba su presencia hasta que Francisco, se acercó a la joven. —Parece que somos ignorados en esta fiesta —susurró él. Angélica esbozó una p
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