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Todos los capítulos de Torbellino de Pasiones I: Capítulo 161 - Capítulo 163
163 chapters
CAPITULO 160
Tragué con dificultad por la provocación de sus palabras y la cargué entre mis brazos. Se acurrucó y se aferró a mi pecho. Llegamos hasta la calesa y la ayudé a subir con cuidado. Me metí tras ella, la senté en mis piernas y acaricié con suavidad su vientre. Llevaba seis meses de embarazo, pero decidimos no saber el sexo del bebé hasta el día del nacimiento. Jonás me narró el momento de terror que habían vivido en el parto de Eros, por lo que no hubo discusión acerca de cómo tendría al bebé. Al llegar al hotel, ambos bajamos de la calesa. Los invitados nos recibieron con aplausos y músicos que amenizaron nuestra entrada.En el centro del restaurante, en la pequeña pista de baile, las luces bajaron de intensidad y un reflector nos iluminó. Tomé a mi mujer de la cintura y ella apoyó su rostro en mi pecho. Los músicos comenzaron a tocar Si nos dejan. Empezamos a mover los pies al son de la dulce melodía de la música. Sentí en lo profundo cada letra y acorde de la canción.Si nos dejan,
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CAPITULO 161
La fiesta siguió sin más percances ni sorpresas. Los niños se quedarían con Mónica y Jonás. Ana y yo pasaríamos la noche en la suite que en antaño ocupábamos cada vez que veníamos aquí. Luego de tirar el ramo, que casualmente atrapó Mónica, ambos nos retiramos a nuestra habitación. Cuando ingresamos al elevador, por instinto, Ana recostó su espalda y me abalancé sobre ella como un depredador. Mis manos afianzaron las suyas sobre su cabeza, besándola con vehemencia.—Me tienes condenado, Ana —murmuré poseído por el deseo—. Me tienes atrapado y sin salida alguna, encadenado a tu cuerpo, dispuesto a caer a tus pies si es preciso, cariño. —Gimió por lo bajo mientras mis labios se deslizaban sobre la piel de su cuello—. Tu cuerpo es mi paraíso, mi infierno, el único lugar del mundo donde quiero perderme, donde no me importaría arder, quemarme si es necesario haciéndote mía siempre.—Ahhh… —se quejó.Se dejaba llevar.—Te necesito, Ana. Te necesito para siempre en mi vida —manifesté en su
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FINAL
Los días pasaron y la barriga de mi esposa crecía sin parar. Se veía adorable y preciosa, aunque tuve que soportar sus crisis por creer que no la veía con deseo por su estado. Cada momento lo disfruté al imaginar que de esa misma manera fue con Eros. Cumplí cada capricho, cada antojo tal y como lo pedía, sin importar que cambiara de opinión a lo último. Me deleitaba por horas al verla dormir. Controlaba su suave respiración y su pacífico rostro. No me despegaba de ella. Al final de todo, cuando llegó la hora del nacimiento del bebé, me sentía más nervioso que la misma Ana. El parto fue programado. Gracias al cielo, ella no tuvo que pasar por demasiado dolor en el proceso. No obstante, las cosas dentro del quirófano no fueron para nada fáciles. Tardó casi cuatro horas en salir por algunas complicaciones que sufrió ya al fin. El médico extendió hacia mí al pequeño ser que vino al mundo y resultó ser una adorable niña. Con lágrimas en los ojos, la cargué en mis brazos con torpeza y c
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