Capítulo 90. Sospechas de Marco
Marcos escuchó de nuevo los golpes en la puerta, sin dejar de mirar el teléfono donde tenía activada las cámaras de la casa, y aunque le prometió a Lía darles un escarmiento a los pequeños, le conmovió mucho el puchero en el rostro de Bianca, su pequeña fantástica. —¡Por Dios Lía! ¿Acaso eres de hierro mujer? ¿Cómo no puede conmoverte ese hermoso rostro? Es tan linda, mira su puchero, está sufriendo. Voy a abrirle la puerta —mira como se ve triste. —Eres manipulable Marcos, esa pequeña conspiradora sabe que tienes la cámara en tu teléfono y que estás viéndola, por eso hace puchero, conoce tu debilidad ante ella, esa monstruita te tiene comiendo en la palma de su mano —declaró Lía con un suspiro. “Este esposo mío me salió más tonto de lo que pensaba”, se dijo con tristeza. —Igual como me tienes tú, pero voy a abrirle, me da mucho pesar dejarla allí —expresó levantándose, se colocó el bóxer y el pantalón del pijama, entre tanto su esposa se levantó y se
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