Las notas se hicieron largas, oscuras, y comenzaron a envolverme mientras la canción progresaba, me aseguré de que cada movimiento de mis manos fuera suave y grácil. Mientras giraba por el salón y completaba una serie de piruetas perfectas, que pude ver que impresionaron a Apolo. Aunque aquello no era por él, era por mí, porque extrañaba moverme al ritmo de la música vibrando con cada nota. Sin embargo, debía admitir que ver la expresión en su rostro al verme bailar tenía su encanto. Era una mirada tan intensa como la de la noche que me había conocido, con algo más que no lograba descifrar.Antes de saberlo, me encontraba en un trance y bailaba en medio de un escenario debajo de las luces, y una multitud miraba asombrada cada uno de mis movimientos.Seguí bai
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