En el reino de Garicia, el rey estaba a gusto sentado en su trono. Desde allí veía a su legado, sus esfuerzos y su fuerza al construir ese maravilloso reino. Estaba contento; su hijo le daría un heredero, un futuro rey de Garicia. — ¿Qué crees que esté pasando allí afuera, esposa mía? — No puedo asegurar nada, mi rey, pero creo saber la razón de aquel escándalo. Desde la sala real se escuchaban barullos y gritos como nunca antes había sucedido desde su ascenso a rey. — ¡Livene! —exclamó el rey. — Su majestad —de inmediato su mano derecha, un hombre joven, se acercó a la pareja de reyes. — ¿Qué es ese escándalo? Livene se puso nervioso. — Verá, mi rey. Su hijo … El estado de alerta invadió al rey Gusteau. — Mi hijo qué, Livene. — No sabría cómo explicárselo, su majestad, su hijo … — ¡Padre! Las puertas grandes de la sala principal del castillo se abrieron dejando ver al príncipe Herald Hyde entrar muy apresurado y agitado. El príncipe estaba muy furioso y dolido, no pens
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