No había servido de nada tomar una ducha bien fría. El calor que sentía, cuando recordaba el beso de Felipe Cruz, se resistía a dejarla. Por fin, se dio por vencida cuando una de sus manos tocó sus labios mientras intentaba leer un informe de la empresa.Si su cabeza quería pensar en lo que le diera la gana, no se resistiría más. Estaba demasiado cansada para seguir ignorando lo que su mente no quería. Quizás, después de darle plena libertad se sentiría mejor.
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