ARRIESGARSE A SUFRIR- Pasar por afuera del aula donde estabas y volver a ver a los alumnos, me hizo recordar otras cosas. Iba a pasar de largo, pero decidí devolverme y contarte por si luego se me olvidaba.- Justo les acababa de pedir que realicen una actividad, así que me hallaste en un buen momento. Te escucho – dije intrigada.- Bueno, hay un alumno al que le llamé la atención una vez, por violento. Felipe es su nombre. En varias ocasiones lo vi provocando y empezando riñas con chicos de otro curso. El día que colmó mi paciencia, fue en una ocasión que lo vi agarrando del cuello a un alumno menor que él, lo tenía contra la pared. Creo que llegué justo a tiempo, sino no sé qué podría haber pasado. El niño estaba morado, comenzó a toser mucho cuando lo soltó. Pero, luego, no volví a interceptarlo en situaciones violentas. - Oh, por Dios. Es un chico alto y de contextura muy grande, lo ubico – Expresé impactada.- Eso, por un lado. También una vez encontré
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