Capítulo setenta y ochoHacer el tonto*Enrico Falconi*La desesperación corre por mis venas, junto a la angustia, la histeria, el miedo... Ella Di Lauro y yo somos uno y su sufrimiento se convierte en mío. El camino al hospital se me hace interminable entre los gritos de mi princesa, los cuales se mezclan con los de su madre y los gruñidos de Adriano dándole caña al chofer para que suba la velocidad del coche. Trato de calmarla, pero la tarea resulta imposible cuando comienza a sangrar de la nada. El día en que ella me contó lo sucedido mientras yo estaba en coma, pensé que jamás en mi vida podría sentirme más inepto e impotente. Sin embargo, aquí estoy, experimentando los mismos sentimientos, pero con una intensidad mucho mayor, como nunca llegué a pensar que sentiría. Sus chillidos adoloridos mezclados con la confusión me matan y no puedo hacer otra cosa sino llenarla de besos y acunarla entre mis brazos. En la entrada de emergencias ya Rossi nos espera junto con... creo que s
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