El sonido del despertador volvía a timbrar ante lo cual Horacio despertaba sobresaltado, ocho de la mañana en punto y él dormía plácidamente, Aida no se encontraba en la habitación.Había llegado algo tarde a casa, por lo que el sueño se apoderó completamente de sus parpados, aun traía la camisa del día anterior, Aida de seguro lo había notado, que decir, cuando en realidad para que explicar lo que es inexplicable, seria mentiras a medias, o verdades a la inversa, entraba en la amplia sala de baño para apresurarse, afeitarse, y vestirse, tenía varias juntas pendientes ese día.El agua caía libremente, se sentía nuevamente fresco y listo para iniciar un día algo diferente a los demás, Leila había ido a la oficina en la noche, algunos tragos que compartieron, pero nada más, bueno para que mentir, si algunos besos, algunos juegos, pero eso solo hasta ahí, estaba pensando seriamente en dejar aquel juego con ella, porque al paso que iban, caminaban con rumbo al precipicio.Aida ingresaba j
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