Madox no podía creer lo que veían sus ojos. Delante de él estaba su pajarito, no, sus pajaritos porque ya sentía que aquel par de bolitas que crecían dentro de él, eran también suyas. No pudo evitar que su pecho comenzara a latir, pero automáticamente los nervios lo invadieron.-Señor, señor- la voz de una de las encargadas lo llamó- Necesita pasar a la pista--Cállese- Madox se giró y le gruñó. Estaba muy temperamental en ese momento y en un dilema mental. Tenía que concentrarse en lo más importante que no era precisamente su viaje de regreso.La mujer palideció más mantuvo la boca cerrada y bajó la cabeza. Era una simple beta haciendo su trabajo, solo se había encontrado con un alfa con sus problemas un poco ido de las manos.Madox se giró de nuevo hacia Julian y soltando su maleta se acercó a él, lentamente, sin aun creerse que él estaba ahí. Delante de él. Tan chiquito, tan hermoso, tan maduro. Si, maduro, porque después de sentarse a analizarlo, lo
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