La sala de juntas es un lugar indiferente a lo que todos los asistentes sienten o piensan. El proyecto avanzaba, y Andrea intentaba poner atención en lo que se hablaba, ya que era la principal responsable, sin embargo, no podía concentrarse. La imagen de Javier perfectamente vestido, con un casco amarillo, con esa presencia que ella conocía perfectamente, no la dejaba en paz, pero sobre todo, lo que pensaba, era en la injusticia del abandono tan grande en el que las dejó a ella y a Azucena, la ausencia implacable mes tras mes durante más de un año, las preguntas que ella se hacía, y las que Azucena le hacía mientras Javier estaba al mando de un proyecto enorme, sin la responsabilidad de cada día, de levanta
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