Pronto fui rodeada por una docena de mujeres y hombres armados hasta los dientes, nueve hombres y tres mujeres para ser exactos. Todos llevaban entre sus manos armas de fuego, Mike era el único que portaba un hacha y una espada. Lo miré, furiosa, y me puse en posición de defensa, plantando los pies firmemente en la tierra lodosa y poniendo mis brazos a cada lado de mi torso con las manos vueltas puños.—Adelante, asesíneme, si pueden. —Los reté y elevé una de las comisuras de mi boca con desdén.Las primeras en atacar fueron las tres mujeres, dos intentaron golpearme con la culata de sus armas y la otra solo me apuntaba con el cañón del arma, lista para dispararme en cuanto bajara la guardia, cosa que no iba a suceder.Poniendo los ojos en blanco con fastidio, tomé una de las culatas y acerqué a la mujer con fuerza, chocando con violencia mi frente contra su nariz y l
Leer más